Cómo construir un equipo campeón sin dinero

Memphis Depay llega a Barcelona

Memphis Depay llega a Barcelona / FCB

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

La dramática situación financiera del Barça está condicionando la confección de la plantilla de la próxima temporada. De momento, se han hecho tres fichajes a coste cero: Depay (que ayer llegó a Barcelona), Eric Garcia y Kun Agüero. Y se han invertido 9 millones en recuperar a Emerson. Laporta quiere hacer otras tres incorporaciones (un defensa, un centrocampista y un delantero), pero bajo el mismo parámetro económico: que vengan gratis o a través de intercambios. De hecho, la máxima preocupación de los responsables técnicos del club en estos momentos es rebajar la masa salarial... y encajar la renovación de Messi. Por eso se está negociando con los canteranos más veteranos (Piqué, Busquets, Alba y Sergi Roberto) y se está buscando una salida desesperada a futbolistas como Griezmann (parece que la opción del Atlético ha quedado estancada y se analiza una alternativa en la Premier) y Coutinho, cuyas fichas son insostenibles en las actuales circunstancias. Incluso se contempla la opción de dar ‘cartas de libertad’ a otros jugadores como Umtiti o Pjanic. Lo que sea para ahorrar. La venta de Junior al Leeds (15 millones) o la cesión de Trincao al Wolverhampton han sido dos movimientos que han ido claramente en esta línea. 

El perfil bajo del Barça en este mercado contrasta, sin duda, con el objetivo que se han marcado Laporta y Koeman para la próxima campaña: construir un equipo campeón. No será tarea fácil con semejante escasez de recursos... pero el verano es muy largo y todavía puede pasar cualquier cosa. Yo no descarto, incluso, alguna gran operación. Todo dependerá del dinero que se pueda conseguir con las ventas (toda la plantilla tiene el cartel de transferible, menos Ter Stegen, Pedri, De Jong, Riqui Puig y Messi) y, especialmente, de la rebaja que se logre en los grandes sueldos. No es el escenario que hubiera imaginado el nuevo presidente cuando asumió el cargo el pasado 17 de marzo, pero es la herencia envenenada que le dejó Bartomeu y que tendrá que gestionar como buenamente pueda.