Las dos conquistas de Xavi: Vestuario y aficionados

Xavi Hernández, técnico del FC Barcelona

Xavi Hernández, técnico del FC Barcelona / VALENTÍ ENRICH

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

En el fútbol, como en la vida, no se vive de promesas ni de sueños, se vive de resultados. Tanto tienes, tanto vales. ¡Bien lo sabe Xavi! Cuando no conquistó ningún título la pasada temporada, las críticas y las sombras pusieron en tela de juicio su valía. Cuando ha terminado la primera vuelta con 50 puntos como líder destacado, siente la tranquilidad de quien va por buen camino. La metamorfosis ha sido notable. En seis meses se ha ganado al vestuario, desde los jóvenes a los cracks, y ha sumado a favor la confianza de los aficionados. La eficacia del equipo es indiscutible. Los progresos, convincentes.

Xavi tiene un sentido de la autocrítica profundo que le lleva a exigirse el máximo. De la misma manera, transmite el nivel de exigencia a la plantilla y al campo. Esta es una de las claves de la gran primera vuelta, aprender de los tropiezos, ser exigente y obligar al máximo en cualquier circunstancia. Es cuestión de aplicar su experiencia como jugador, vivió temporadas decepcionantes y tiempos inolvidables de vino y rosas con Guardiola. Sabe la diferencia que hay entre jugar bien y dejarse la piel en el campo. Solo con técnica no se consigue nada. Hay que correr mas que el rival prodigando el esfuerzo físico los noventa minutos.

La táctica tiene su importancia, pero es determinante presionar al rival hasta ahogarle, defender y atacar en bloque, sin relajación. Todo esto es fácil de decir pero difícil de que se cumpla todos los partidos. Xavi en este sentido es duro, exige actitud positiva y entrega total. Aplicando esta estrategia vemos a un Barça más dinámico, más veloz, más obsesionado en cerrar espacios, más sacrificado en acciones defensivas.

La personalidad de Xavi le lleva a ser un tipo normal, sin estridencias, sin prepotencia, sin desplantes autoritarios. No tiene el carácter impulsivo de Luis Enrique ni la filosofía mística de Guardiola. Transita por la vida con seriedad y humildad, dos virtudes que no siempre se dan en el mundo de los banquillos. No se hunde el día que cae eliminado de la Champions ni se crece cuando consigue una puntuación récord en media Liga. No le hace falta gritar ni gesticular ostentosamente para imponer su autoridad. Los jugadores lo agradecen y valoran su empatía profesional. Para los aficionados, el de Terrassa parece uno mas de la familia ya que cada semana se introduce en nuestras casas con cuatro ruedas de prensa en las que muestra un equilibrio emocional notable, sin decir todo lo que piensa pero sin morderse la lengua cuando hace falta.

Xavi es de aquellas personas que merece tener recompensa, que trabaja para tener suerte. Cada vez está más claro que los entrenadores de casa son más garantía de éxito. Solo hay que darles tiempo, confianza y buenos jugadores. La fórmula que no falla.