La confesión que me hizo Leo

Messi ha publicado una foto en su Instagram sentado en uno de los asientos de su avión privado

Messi ha publicado una foto en su Instagram sentado en uno de los asientos de su avión privado / Instagram

César L. Menotti

César L. Menotti

Conocí a los grandes cuatro Reyes del fútbol, y solo me faltaba conocer a Lionel Messi. Y el encuentro se produjo ayer en el predio de Ezeiza, donde entrena la Selección Argentina. Y me dio mucha alegría que haya llegado bien, después de las contingencias que sufrió su vuelo, ya que no pudo aterrizar ni en el aeropuerto de Ezeiza, ni en el de Rosario y finalmente lo hizo en Aeroparque por la neblina y las contingencias climáticas. 

Su llegada se hizo esperar en el predio, y hubo mucha preocupación. Pero nada más ingresó al complejo, nos cambio la cara a todos. Lionel se mostró enseguida muy afectivo con todos, incluso conmigo, que no me conocía. Saludó a uno por uno a sus compañeros, al cuerpo técnico, a los médicos hasta el personal de seguridad y hasta los empleados de limpieza. Eso habla mucho de su humildad y su don de gente. Le dije: "Por fin tengo la oportunidad de saludarte", y me dio un abrazo muy cordial. De ahora en adelante vamos a tratar de aprender juntos charlando de fútbol y compartiendo experiencias. Mi preocupación hoy es que descanse bien. Los objetivos se tienen que ir dando acompañándolos con ensayos, paciencia, y sin contagiarnos de la histeria que reina en esta previa de Copa América, que es terriblemente tramposa. 

Debo decir que hablamos más del Barcelona que de la Selección Argentina en este primer encuentro. Lo noté muy dolido. Y muy consciente de la compleja situación que atraviesa el club por no haber conseguido el objetivo de ganar la Champions. Y todavía le cuesta asimilar la dolorosa derrota frente al Liverpool. Lo noté con mucha bronca. Intenté tranquilizarlo diciéndole que así como él dio muchas sorpresas y alegrías al Barça con su calidad, también pasan estas cosas. Y coincidimos en su preocupación que es también la mía, acerca de la incertidumbre que provoca en el futuro inmediato del club. Y la necesidad de retornar a una idea madre, al estilo y a una mística, que él también siente propia ya porque es más catalán en su sentir acerca del fútbol del Barca que ninguno. Lo que escuché de sus palabras es un Messi preocupado por el rumbo que tomará el club a partir de ahora y la necesidad de vislumbrar hacia donde se encaminará el proyecto. 

Me da la impresión que el club blaugrana deberá analizar qué necesita, qué sobra y qué no tiene. Esquivé hablar del entrenador porque no es prudente. Hablamos de fútbol, en líneas generales de que había jugadores que no estaban al cien por ciento, de que al equipo le faltó llegada arriba y de determinadas situaciones de juego. Y me dijo que le resulta inexplicable lo que sucedió. Son partidos de fútbol. Y aunque es muy difícil que le hubiera pasado una eliminación así al Barcelona con el resultado de la ida, son situaciones que a veces ocurren. Y solo con el tiempo se encuentran las explicaciones que nunca son tampoco del todo suficientes.

MESSI, UNA MÁQUINA COMPETITIVA

Lio tiene un alma competitiva impresionante y la desilusión de la Champions no lo afectará en su compromiso con la Albiceleste. Siempre se plantea cada partido como un desafío, pero también es cierto que hay una fatiga emocional en él que se nota sobre todo cuando habla de la frustración que le provocó la eliminación de la Champions. Su desilusión por un partido que consideraba casi resuelto. Sufrió mucho y ahora intenta pasar página pensando en la próxima temporada. Hoy lo vi cansado, todavía con bronca después de haber perdido también la final de Copa del Rey, pero anímicamente bien predispuesto. 

Y aún con el desgaste producido por el viaje, quiso cambiarse y entrenó en el gimnasio. Ha sido un año muy intenso para él, ha jugado más de 30 finales y no creo que haya que quitarle mérito a LaLiga, que fue muy importante. Lo vi como me lo imaginé en el predio: en su sangre tiene un ADN futbolístico que lo tiene siempre dispuesto a la pelota y al vínculo creativo con ella. Basta verle la cara cuando pasa por delante suyo el utillero con la bolsa de pelotas. Y Lio se sonríe.