Con el mono de trabajo y la calidad de Messi

 No fue tan fácil como el marcador indica, pero sí meritorio por la dificultad que planteaba el derbi y la máxima intensidad que imprimió a su juego el Espanyol, lo que dificultó tremendamente las acciones del juego del Barça. El partido se abrió con un fallo descomunal de Jurado, que regaló el balón a Suárez para que pusiera en ventaja al equipo de Luis Enrique. Pero sería injusto resumir lo que fue el derbi en esta acción que rompió el guión que estaba desarrollándose sobre el terreno de juego. Sería injusto, sí, porque el equipo azulgrana no giró la cara a la agresividad que le planteaba el rival y fue el que más buscó la portería contraria. Es en esos partidos en los que hay que dejar el frac en el vestuario y calarse el mono de trabajo donde se ganan y se pierden las Ligas. Lamentablemente, el Barça ya sabe lo que es dejarse puntos, en Riazor y la Rosaleda, ante rivales que le hicieron frente con las mismas armas que el Espanyol. Ayer bajó a la arena, se fajó en la batalla, resolvió los problemas tácticos que le planteó el equipo blanquiazul y salvó sus opciones de cara al título.

EL MÉRITO. Ese fue el gran mérito de la victoria en el derbi. Otros años, esto no se hubiera sacado adelante y ejemplos hay de ello ante el propio rival ciudadano. El equipo está enchufado, ganó brillantemente al Madrid en el Bernabéu y se ha sacado de encima el examen del derbi dejándose la piel en el campo, jugando con máxima atención y concentración, que era la trampa que tenía la cita de Cornellà. Con esa actitud y una genialidad de Messi, otra, que se inventó un gol para Rakitic, bastó para llevarse tres puntos vitales. No hay lectura más positiva que esta, el Barça fue mejor, controló la situación y trabajó a tope para seguir en busca de la Liga. Por lo que respecta al Espanyol, bien harán los blanquiazules en mirar más allá de los errores puntuales, pues les faltó calidad y juego de ataque para poner en apuros al líder.

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