Complicada diversidad

Luis Enrique, en el estadio Gran Canaria

Luis Enrique, en el estadio Gran Canaria / EFE

Xavi Torres

Xavi Torres

Una vez más, creer o no creer, seguir por el camino recto o marearse ante las curvas. En el caso del Barça, de la selección española o de cualquier equipo de cualquier deporte. O, también, en la vida. Creer en lo que haces y luchar por mantenerte firme o construir un relato que, por inconsistente, provoca un discurso disperso y poco creíble.

Tras la sorpresa del éxito español en la Eurocopa’2008, llegaron los triunfos esperados por los aficionados españoles en el Mundial de Sudáfrica’2010 y, de nuevo, en la Euro’2012. Tras la gesta de Luis Aragonés y su cambio futbolístico de perfil de jugadores y estilo, llegaron los éxitos del combinado de Del Bosque, en gran parte, gracias a los jugadores del Barcelona y su marcado estilo. La obsesión de Guardiola por el método durante sus cuatro años de azulgrana (2008-2012) coinciden con los cuatro años de éxitos de la Roja. ¿Quiere decir que aquellos triunfos fueron suyos? Por supuesto que no, pero su mirada futbolística ayudó a fijar muchas de las bases sobre las que se movieron aquellas selecciones. En los onces iniciales de las tres finales 16 futbolistas fueron del Barça, y en todos los casos siempre hubo mayoría azulgrana en el centro del campo, la demarcación clave para entender ese fútbol. No hace falta dar nombres de jugadores porque todo el mundo los tiene en la cabeza. Ni su perfil futbolístico. También es de sobras conocido.

La evolución en el juego del Barcelona ha acompañado, también, el de la selección de los españoles. En dicho trayecto han tomado protagonismo los futbolistas de la generación del 90-91-92, campeones de Europa sub-21 en 2013. Ahí estaban los De Gea, Íñigo Martínez, Koke, Isco, Morata, Rodrigo, Nacho, Carvajal, Thiago… con Julen Lopetegui de guardián de las esencias. Es difícil igualar el nivel de los campeones absolutos pero así, a primera vista, no parece que el relevo generacional no exhiba buenos jugadores. En el detalle, observamos dificultades en la definición de la idea, con Busquets como único representante azulgrana de un centro del campo con mezcla de talentos y perfiles (en el último partido importante, Sergio-Saúl-Ceballos, más Isco de cuarto centrocampista) y referencias ofensivas diversas (Aspas-Rodrigo). ¿Buenos jugadores? Sin duda, sí. ¿Unidos por una idea? Sin duda, no.

En el fútbol de hoy muchas selecciones tienen un excelente nivel individual pero solo algunas tienen un alto rendimiento colectivo. El paraguas de una idea es el hecho diferencial. Ahora bien, hay que tener mucho talento para transmitirla desde el banquillo y mucha capacidad para entenderla, desde el césped. Y ahora mismo, el “todos para uno y uno para todos” de los mosqueteros, no existe. Deben ser las cosas de la evolución…