¿Es compatible el Piqué futbolista con el Piqué empresario?

Piqué presentó ayer la nueva Copa Davis en Madrid en un solemne acto con la alcaldesa de la capital, y anunció que la nueva competición se desarrollará en la capital los dos próximos años. La idea del central del Barça es interesante, brillante e innovadora, como casi todo lo que hace, pero vuelve a poner encima de la mesa un debate cada vez más acuciante: ¿Es compatible el Piqué empresario con el Piqué futbolista? La respuesta, como siempre, la dictará su rendimiento sobre el césped. Y es que nadie discute que Piqué, como cualquier persona, puede hacer con su tiempo libre lo que le de la gana, solo faltaría. Ahora bien: su vinculación con la Davis no parece un asunto personal, sino profesional, que requiere de un tiempo, y un cariño que no tiene un encaje fácil con la absoluta dedicación que requiere un futbolista de élite en el Barça.

Más allá de la percepción más o menos subjetiva sobre su rendimiento en el campo, más flojo esta temporada, los datos objetivos son claros: el defensa blaugrana ha tenido que triplicar sus desplazamientos en los parones de selecciones por sus compromisos empresariales justo ahora que ya no va convocado con la selección española. El problema es esencialmente donde pondrá el foco y crecen las dudas sobre cuáles son sus prioridades. Por mucho que Piqué sea un superdotado, que lo es, por mucho que tenga una cabeza privilegiada, que la tiene, una parte del barcelonismo empieza a temer que sea víctima de una dispersión cada vez más aguda. Alguien dirá, también con razón, que el carácter polifacético del central blaugrana, ha sido clave para la consecución del patrocinio de Rakuten, el mejor de la historia del club. Y que su perfil renacentista lo habilita sin duda para ser el presidente, el entrenador o lo que él quiera del futuro del Barça, puesto que su enorme talento le permitirá triunfar en lo que él decida. La cuestión es si puede hacer tantas cosas, y tan exigentes, al mismo tiempo.