El club reposa sobre Messi

Messi se quedó fuera del once

Messi se quedó fuera del once / EFE

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

La mirada del madridismo está llena de sufrimiento. Ganar la Champions por tercera vez en cuatro años ha rejuvenecido su contorno de ojos, pero no sirve para esconder todo lo que han sufrido durante más de una década. De nuevo, como cada vez que levantan la cabeza, vuelven a hablar de fin de ciclo, poniendo día, mes y año a su antojo. Convierten un deseo en su realidad paralela. No es la primera vez que ocurre. Leo Messi ha reinado durante años y lo ha hecho con una vara de mando implacable. A veces el equipo le ha seguido, como en la 08-09 o la 14-15. Otras veces, cuando ha mirado a su alrededor, no ha encontrado apoyos firmes. Y eso es, precisamente, lo que, mientras cuenten con el mejor futbolista de la historia, debe hacer el club: rodearle de jugadores y técnicos que, por lo menos, intenten estar a su altura. La rueda de Leo dejará de rodar cuando él quiera, no cuando lo diga un madridismo que solo encontrará la completa felicidad cuando cuelgue las botas.

Pero si tienes a Messi, debe sonreír, algo que no ocurre últimamente. Ni siquiera celebrando goles tan trascendentales como el 2-3 en el Bernabéu. Leo nunca ha dejado de ser el mejor, y eso ha bastado para ser campeón. Si el club hoy en día se sostiene sobre las espaldas del equipo, el equipo reposa a su vez sobre las del ‘10’. Un solo futbolista, por único que sea, no puede hacer el trabajo de una entidad como el Barça, que necesita urgentemente reconstruir sus cimientos para, entonces sí, permitir que Messi levante el edificio.