La clave son los nervios de Laporta

Joan Laporta, candidato a la presidencia del Barça

Joan Laporta, candidato a la presidencia del Barça / EFE

Albert Sáez

Albert Sáez

El presidente de la Comisión Gestora ha entrado esta semana de pleno en la campaña electoral del Barça. Carles Tusquets prometió poner las urnas “as soon as possible”. Pero la necesidad de ordenar los papeles de Bartomeu, primero, y la pandemia, después, han alargado las cosas más de lo previsto. Tusquets ha tenido que publicar esta semana, con nocturnidad y alevosía, la memoria económica de la temporada anterior. Y la cosa está muy mala. Pero que muy mala. No solo han caído los ingresos sino que la deuda exigible y a corto es una losa muy difícil de levantar. Y la nómina de los jugadores se ha disparado. El documento oficial del club pone en evidencia que la debacle económica es muy anterior al 2 a 8 de Lisboa, e incluso muy anterior al covid-19. El paso del tiempo ensombrece el mandato de Bartomeu y casi de rebote levanta dudas sobre Sandro Rosell, en especial sobre el impacto del fichaje de Neymar en la economía del club.

Publicado el magro balance económico, Tusquets se ha enzarzado también esta semana en una polémica directa con Joan Laporta a propósito del fichaje de Eric Garcia que pedía Koeman desesperadamente. Tusquets consiguió lo que no habían logrado en toda la campaña sus rivales: que el expresidente candidato perdiera los nervios. Ese es su punto débil. Lo sabe muy bien su equipo de campaña que lo mantiene en una burbuja zen para perplejidad de quienes le conocen. Pero la Barcelona de la ley y el orden ha decidido finalmente tocar esa tecla para intentar incidir en las elecciones del 7 de marzo. Llegan tarde, porque las cartas están muy repartidas y los socios ya están emitiendo el voto. El antilaportismo está adormecido en estas elecciones porque Laporta no ha activado el antirosellismo. Esa ha sido su gran estrategia hasta que Tusquets le sacó de quicio y el candidato mejor situado ya quiso actuar de presidente. Estas elecciones se alargan demasiado. Tusquets pierde los nervios. Koeman pierde los nervios. Y Laporta los perdió, por ahora, solo un día.