La cláusula de libertad de Messi

Messi ha vuelto a pisar el césped del Camp Nou

Messi ha vuelto a pisar el césped del Camp Nou / Instagram

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Hace ocho días venció el plazo que tenía Messi para ejecutar esa cláusula de libertad que cuando se descubrió que figuraba en su contrato levantó tanta polémica. Efectivamente, es una cláusula muy peligrosa para el club, pues le deja prácticamente sin ningún derecho sobre el mejor jugador del mundo. Una cláusula que ningún presidente del mundo hubiera firmado y que Bartomeu segurísimo que no hubiera firmado a ningún otro futbolista del mundo.

Bartomeu jugó fuerte, no cabe mayor demostración de confianza hacia una persona, pero Bartomeu también sabía que en Messi se puede confiar. Son muchísimos años de fidelidad absoluta al Barça, es feliz y agradecido. Y sí, se puede criticar el concepto de la cláusula, pero nunca dudar de Messi. Tanto es así, que casi nadie se acordaba de que el 31 de mayo era el día D. Nos fiábamos, todos, absolutamente todos de Leo. Y Leo sigue, claro. Y renovará, por supuesto. 

CALIDAD HUMANA

La calidad humana y el entorno familiar del crack son garantía absoluta de lealtad. ¿Se imaginan a Neymar o a Cristiano con esta cláusula? Pues eso... La clave está en la honestidad. Messi no ha buscado el negocio por encima de todo. Gana y ha ganado mucho dinero, el que más, como en justicia corresponde al mejor del mundo. Pero es dinero ganado con el ejercicio de su profesión y la legítima explotación de su imagen, no con la especulación, extorsión o comisiones de dudosa ética. Messi se ha apartado de la gente tóxica que se pega como sanguijuelas a las grandes figuras.

¿Quién no recuerda a aquellos Martins y Pitta, por algo apodados como los hermanos Dalton, delincuentes de ficción y no tanta ficción, que hipotecaron la carrera, si no la vida misma, de Ronaldo Nazario? O el mismísimo Maradona, siempre con representantes que hacían lo que les convenía a ellos, no a él. O Figo, cuya traición al Barça partió de un manager sin escrúpulos. Más recientemente, el caso de Neymar es palmario. Le lleva su padre, pero le lleva cegado por la pasta... y así le va. La cuestión es que cuanto más se mueve a los jugadores, más dinero se factura y seguramente más dinero se distrae... Ustedes ya me entienden.