El clásico pasa a ser un examen al proyecto

Xavi Hernández, entrenador del Barça

Xavi Hernández, entrenador del Barça / Valentí Enrich

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Hoy se cumplen 18 años del debut en el primer equipo del mejor jugador de la historia del Barça. Leo Messi ha sido, es y será un futbolista único e irrepetible. El crack argentino, al que Laporta intentará recuperar la próxima temporada, posee todos los récords posibles e imposibles. Entre ellos, el de goles marcados en el Bernabéu. Hasta 15 tantos cosechó en sus 22 partidos en el feudo blanco, con un balance de 12 victorias, 3 empates y 7 derrotas. Messi protagonizó tardes y noches mágicas en el campo del Madrid, liderando los mejores años de dominio futbolístico del Barça. En el aniversario de su debut, verá el clásico por televisión, desde su casa en París. Recordando la gloria del pasado y soñando, tal vez, con un reencuentro feliz en un futuro inmediato. Y apoyando a su Barça en un momento complicado como el que está viviendo tras la dolorosa eliminación en la Champions.

Porque todo el barcelonismo sabe que este clásico no es un clásico más. Todos los clásicos son importantes. Por supuesto. Pero el de esta tarde es vital para un equipo que necesita reforzarse después de un nuevo fracaso europeo. El Barça llega al Bernabéu líder en la Liga pero tocado emocionalmente por el KO continental. Una victoria en Madrid no solo reafirmaría ese liderazgo sino que serviría para ahuyentar los fantasmas de crisis que se instalaron en el Camp Nou tras el decepcionante empate ante el Inter. El clásico de hoy no es solo un apasionante partido de fútbol. Es un examen al proyecto que están construyendo Laporta y Xavi. Un examen que no se puede suspender. 

El técnico blaugrana ya sabe lo que es ganar en el Bernabéu como entrenador. Lo hizo la pasada temporada, con una plantilla mucho peor que la actual. Aquel 0-4 fue la culminación de un trimestre excepcional, pero el equipo se desinfló tras la espectacular goleada y la Liga se esfumó. Este Barça es más sólido y tiene más talento. Puede volver a asaltar el feudo blanco. Y puede ganar el título. Pero debe ofrecer su mejor versión: “Tenemos que ser valientes, jugar con personalidad”, aseguró Xavi, que incidió mucho en el estilo: “No firmo ganar sin jugar bien”. Y lanzó un contundente mensaje a los que reclaman un fútbol más físico: “Sí, hace falta más músculo... pero en el cerebro. No es un tema físico, sino de toma de decisiones, de entender el juego, temporizar, saber atacar, defender mejor...”. Una lección de modelo y de barcelonismo: “”Soy muy culé y el día que piense que no soy una solución, no seré un problema para el club, me marcharé a casa”. Así es Xavi. ¡Cómo no confiar en él!