Un clásico muy diferente

Ansu Fati, jugador del Barça

Ansu Fati, jugador del Barça / Valentí Enrich

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El de hoy no es un clásico cualquiera. Es un clásico distinto. Muy diferente. Porque por primera vez en diecisiete años, Messi no será protagonista de un Barça-Madrid. Durante todo este tiempo, el crack argentino participó en 45 duelos contra los blancos en todas las competiciones, con un balance favorable de 19 victorias, 11 empates y 15 derrotas, habiendo marcado un total de 26 goles. Más allá de las estadísticas y los récords, la presencia del crack argentino siempre fue determinante en estos partidos. Hoy, Messi no estará físicamente en el Camp Nou. Pero su recuerdo, imborrable, permanece presente en la memoria de todos los culés. Porque las gestas de Messi ante el Madrid forman parte de la historia más brillante del club blaugrana.

Un Messi que, desde París, estará muy atento a este clásico. El mejor jugador del mundo sigue, día a día, la actualidad del que fue su equipo durante más de dos décadas. Tiene amigos en el vestuario, con los que habla asiduamente, y su corazón sigue latiendo al ritmo de los vaivenes del Barça. Es inevitable. Más de media vida no se olvida de un plumazo. Ni por parte de Messi ni por parte de los socios y aficionados barcelonistas, que esta tarde le echarán de menos. Porque la presencia de Messi era intimidatoria para el Madrid. Condicionaba el juego y la estrategia del equipo blanco. Hoy, nadie tiene esa capacidad de generar pánico en el rival. Tal vez Ansu Fati, pero es muy pronto para cargarle esa tremenda responsabilidad. Koeman lo sabe. Y por eso su apuesta es más coral. Ayer, el técnico holandés aseguró que su equipo tenía que jugar sin miedo y con personalidad. Y abogó por el colectivo: hay que ser efectivos en ataque y evitar los errores en defensa. El argumento está claro: máxima intensidad para lograr la tercera victoria consecutiva en una semana decisiva.  

Laporta ya ganó ayer su particular clásico. Consiguió que la asamblea le aprobara, definitivamente, su proyecto de futuro para resucitar al Barça. Los compromisarios dieron su visto bueno al crédito de 1.500 millones de euros para la financiación del Espai Barça y avalaron la suspensión temporal del artículo 67 de los estatutos. Un triunfo total del presidente que ya tiene el apoyo que necesitaba para sacar al club de la triple crisis deportiva, económica e institucional. Solo un revés para Laporta: la reforma de las peñas. Se quedó a dos votos de los dos tercios necesarios para transformar una Confederación que mantendrá los privilegios que le concedió Bartomeu.