Cien millones entre Griezmann y Haaland

Erling Haaland, en agenda del Real Madrid

Erling Haaland, en agenda del Real Madrid / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Es el futbolista de moda, dicho sin ningún ánimo peyorativo pues sin duda es un grandísimo goleador, y esta semana de selecciones se ha convertido en objeto de deseo del madridismo. Sin duda obsesionados con la falta de gol de su equipo, el entorno del Madrid se ha puesto a soñar con Haaland. Tanto sueñan, que incluso se ha abierto un debate sobre si es mejor que Mbappé e incluso algunos dicen preferir al noruego que al francés.

En fin, ellos sabrán, pero valga esta anécdota para reflexionar sobre la eficacia de las estructuras técnicas de los grandes clubs, en especial la del Barça, que se ha pasado largo tiempo buscando un “9” y futuros cracks y no ha reparado en la joya noruega. Vamos a decirlo claro: Haaland es el fracaso de los staffs técnicos del Barça y del Madrid. Un goleador de su enorme potencial ha de verse desde lejos y cuanto más se invierte en técnicos y ojeadores, en scouters como se les llama ahora, mayor es la dimensión de la tragedia. 

EL ERROR SE PAGA CARO. Miren, cuando había que fichar a Haaland era cuando estaba en el Molde y no le conocía nadie, que es lo que hizo el Salzburgo y se lo llevó por ocho millones. ¡Y no vamos a comparar ahora el coste de la estructura técnica del Salzburgo con la del Barça! En el caso del Barcelona, no me sirve de eximente que ya tenía a Suárez cuando en los últimos años ha dado mil vueltas al mercado del “9” y se ha estrellado con medias tintas como Alcácer, la broma de mal gusto que fue Boateng o el parche inútil que está siendo Braithwaite. Tanto buscar jóvenes con futuro y nadie vio a Haaland.

Tanto Cury y tanto Braida y se escapa el goleador del futuro. En el mismo mercado de invierno que el Dortmund, aprovechando una segunda oportunidad, fichó a Haaland por 20 millones, el Barca mareaba la perdiz con Griezmann, por el que acabó pagando 120 millones. El error se ha pagado caro, entre otras cosas porque el error es doble: primero no se detectó al joven crack noruego y luego no se le valoró, y segundo, no se supo interpretar si las condiciones del francés eran las adecuadas para adaptarse al contexto que se encontraría en el Barça. Total, cien millones en el debe de una secretaría técnica que no va ni con ruedas