Cholo hay un líder

Ansu, talento de guardería.

Dorothee Solle, teóloga alemana, solía decir: “Nunca le explicaría la felicidad a un niño. Simplemente, le tiraría una pelota para que jugase”. Valverde le tiró una pelota a Ansu Fati, 16 añitos y 304 días, y el niño hizo feliz a un Barça plano y lento. Facturó un golazo, se convirtió en el goleador más precoz del club y mostró una personalidad arrolladora. Fati, producto de La Masia pulido por Amor y Bakero, rescató de la vulgaridad al Barça. Salió del jardín de infancia, cogió la pelota y tiró de personalidad. Primera conclusión: al talento no se le puede mirar el DNI. Y segunda: el Barça regaló un tiempo y otros dos puntos. Mal asunto. En El Sadar, Ansu y punto.

Cholo puede quedar uno.

Como en 'Los Inmortales', sólo podía quedar uno. Y los de Simeone, a la tremenda y en un final de infarto, se acostaron líderes en solitario. El Atleti remontó un 0-2, ganó con un tanto épico de Thomas y el estadio acabó cantando el himno a pleno pulmón. Nada más tumbar a un correoso Eibar, Simeone alcanzó el túnel de vestuarios, eufórico y a la carrera. No era para menos. Su equipo firmaba un pleno: tres partidos, tres victorias. La última vez que logró ese arranque, fue campeón de Liga en el Camp Nou. Partido a partido, sí. Pero el Atleti ya le saca 5 al Barcelona y 4 al Madrid. Queda un mundo por delante, pero Cholo hay un líder.

Made in Asia.

Ocho minutos. Eso coincidieron en el campo dos niños asiáticos llamados a marcar una época en la Liga. En el Mallorca, TakeKubo. En el Valencia, Kang In. El primero, japonés. El segundo, coreano. Futbolistas de talento descomunal, pero aún en proceso de formación. Clase, les sobra. Talento, también. El futuro es suyo. El presente, aún no. Tendrán que aprovechar los minutos que tengan y digerir los que no. Ser futbolista forma parte de un proceso. Los tiempos de la prensa no suelen ser los de los entrenadores. Y ningún crack es como una sopa instantánea.