Cero dudas pese al 'Japonazo'

Mundial de Fútbol: Japón - España

Mundial de Fútbol: Japón - España

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

¡Qué sufrimiento!, lo que tenía que ser un fin de fiesta de la fase de grupos, estuvo en un tris de ser un drama final con la eliminación de Eapaña que, de hecho, estuvo unos minutos fuera del Mundial. La selección tendrá el susto en el cuerpo durante bastante tiempo y el reto, ahora, es aprender de los errores en estos días que quedan para enfrentarse a Marruecos en octavos de final. Aún así, no hay que hacer un drama de este "japonazo". Es evidente que las sensaciones no pueden ser buenas después de perder contra Japón y clasificarse con sufrimiento como segundos de grupo.

Está claro que esta derrota deja un mal sabor de boca y hará que arrecien las críticas hacia una selección que ya de por sí no goza del favor de todos los aficionados españoles. En las próximas horas crecerán los enemigos, pero una vez se haya pasado el disgusto, veremos que tal vez este desenlace no es tan dramático. Quiero decir que España se enfrentará a Marruecos y no a Croacia en octavos, y que, de seguir, evitaría a Brasil en los cuartos. Un mal menor. Imposible pensar que todo se debiera a una especulación voluntaria con los resultados, pues la moneda estuvo los noventa minutos en el aire e igual que salió cara podía haber salido cruz. Se estuvo muy cerca del fracaso, Alemania nos salvó con un remontada ante Costa Rica que a ellos no les sirvió para nada pero que para la Roja fue de oro y ahora lo que hay que hacer es evitar que las dudas se instalen en el vestuario y blindarse ante los palos que van a caer.

El mayor error sería cambiar sobre la marcha el plan con el que se llegó a Catar. España tiene un estilo propio e intransferible y hay que triunfar o morir con él. Quiero pensar que Luis Enrique y sus futbolistas lo tienen claro.

Vamos a ser positivos. Pensemos que lo de ayer fue un accidente y congratulémonos de que el peor día de la selección no comportara el regreso a casa. Si esto se repitiese a partir de ahora, sería el final. O sea, que toca aprender a manejar la presión y gestionar la precipitación, con toda seguridad los dos enemigos que acechan a una selección tan joven como la de Luis Enrique. A partir de ahí, hay que aferrarse a las virtudes que ha demostrado la Roja en los dos primeros partidos. Aferrarse al equipo, para entendernos, que es su gran fuerza.

España no tiene estrellas pero tiene conjunto y no se puede tirar por la borda esta idea y todo el trabajo hecho por un mal día. Hasta ayer, sin duda, la Roja había sido el mejor equipo del Mundial y creo que merece un margen de confianza. Luis Enrique lo tiene claro, por eso se trajo a los que mejor entienden y se adaptan al sistema. Un equipo en toda la extensión de la palabra. El Barça como bloque y un plantel pensado única y exclusivamente para lo que le interesa. Saben a lo que juegan y cómo jugarlo. Cero dudas, hay que seguir creyendo.