El 'caso Heurtel' debe hacer reflexionar al Barça

Heurtel

Heurtel, en su etapa como jugador azulgrana

Bojan Krkic

Bojan Krkic

El Barça, seguramente, podría haber actuado de forma diferente con Heurtel. Creo que fue un error impedir que el jugador regresara con la expedición y obligarle a permanecer en Turquía. No tanto por una presunta falta de respeto hacia el francés, al que, según el propio club, le fue facilitada la documentación y los billetes de avión necesarios para volver a Barcelona por su cuenta, sino para no ver dañada la imagen de la entidad a causa del alud de críticas recibidas. Sinceramente, creo que ha faltado cierta habilidad para evitar acabar siendo, de forma injusta, el malo de esta película.  

Si el Barça, tras conocer las intenciones del jugador y de su agente, hubiera actuado con más tacto, nadie podría discutir su malestar y enfado por las maniobras de Heurtel, cuya falta de ética me parece evidente. De hecho, al francés este episodio le ha servido para desviar la atención de lo que realmente es importante en este asunto: el nulo respeto hacia el club ocultando su voluntad de firmar por el Real Madrid para lograr un acuerdo más beneficioso en términos económicos. La clave y lo trascendente del asunto está en el comportamiento reprobable de Heurtel, pero conviene no quedarse solo con la discusión que gira alrededor de quién es el culpable. Por lo menos desde el punto de vista del Barça, que debe hacer una reflexión más profunda porque la actitud del francés está muy ligada con la incapacidad de la entidad de hacerse respetar.

No se puede permitir que los jugadores se atrevan a atacar el club de esta manera. El Real Madrid, sin ir más lejos, suele incluir en las rescisiones de contrato de sus profesionales una cláusula para evitar que firmen por el Barça y, aunque supone pagar más por el acuerdo, ayuda a prevenir episodios poco agradables. Este pasado verano, por ejemplo, Bartomeu puso como condición para facilitar la marcha de Luis Suárez que no fichara por un rival directo y llegó incluso a romper el preacuerdo al saber que el delantero lo tenía hecho con el Atlético. El club está por encima de cualquier jugador y los profesionales deben tener muy claro que el respeto hacia la entidad es innegociable. 

No puede ser que ahora exblaugranas como Seraphin o Rice critiquen abiertamente al Barça en lo que parece más un ajuste de cuentas que una opinión sincera. Sobre todo cuando, en su etapa en la sección, demostraron ser muy poco profesionales. Y lo sé porque vi con mis propios ojos cómo solían disfrutar de la noche barcelonesa aunque tuvieran partido al día siguiente.