La verdad sobre el ‘caso Giró’

Giró se quedó perplejo cuando conoció el aval de 70M de Elías (Audax), que nadie ni siquiera le había presentado

Giró pensó que si antes de empezar ya se producían estos desajustes, qué más no podría pasar más adelante

Joan Laporta y Jaume Giro

Jaume Giro -Joan Laporta / Javi FERRÁNDIZ - SPORT

Ernest Folch

Ernest Folch

La trascendente renuncia de Jaume Giró se empezó a gestar el día que se enteró de que no todos los directivos avalarían en igualdad de condiciones.

Casi tres semanas después de la renuncia de Jaume Giró, el pasado sábado 13 de marzo, poco se sabe todavía de las causas de tan trascendente decisión de quien iba a ser una pieza esencial del nuevo Barça de Laporta.

¿Por qué Giró pasó en pocos días de ser el hombre fuerte de la candidatura ganadora, dando la cara incluso en debates clave, a decidir abandonar, una decisión inédita en un país en el que nadie dimite? Fuentes de la directiva consultadas confiesan ahora que la decepción de Giró no tuvo nada que ver, como se dijo, con que Rafa Yuste fuese vicepresidente primero (decisión que Laporta ya había compartido con Giró previamente y que este aceptaba plenamente) sino única y exclusivamente con la famosa crisis de los avales.

Cuentan que Laporta explicó en una reunión con la que iba a ser su junta, el pasado noviembre, que el aval se estructuraría en obligaciones solidarias y mancomunadas entre todos los directivos, como es habitual. Cuentan también que el desengaño de Giró empezó a gestarse el día que descubrió, ya en el mes de febrero (poco antes de las elecciones) que no todos los miembros de la junta avalarían en igualdad de condiciones y que incluso algunos directivos ni siquiera avalarían por falta de recursos. Fue una sorpresa, que apareció solo cuando ya se habían aplazado las elecciones, no antes. Cuentan también que Giró se quedó todavía más perplejo cuando poco después tuvo conocimiento que José Elías (Audax), del que nadie le había hablado hasta aquel momento, se había caído como prinicipal avalador por valor de 70 millones de euros.

Fue solo a partir de aquel momento cuando Giró se puso manos a la obra a la búsqueda de una solución. Cuando ya tenía una operación prácticamente cerrada con una prestigiosa entidad bancaria europea, la sorprendente detención del expresidente Bartomeu despertó recelos y la operación se cayó.

‘In extremis’, Giró consiguió cerrar con el fondo americano HPS el aval de los 70 millones a un interés del 4,75%. Giró había logrado salvar el ‘match ball’ de los avales y explicó a sus compañeros que la operación estaba abierta a mejorarse cada 30 de junio. Pero, según cuentan las mismas fuentes, con la operación completada le entregó también a Laporta su dimisión irrevocable, fruto del desencanto acumulado en aquellas últimas semanas. Sabiendo que sería un duro golpe institucional, el presidente intentó convencerlo, pero fue en vano: dicen que Giró pensó que si antes de empezar ya se producían estos desajustes, qué más no podría pasar más adelante en un club con tanta presión como el Barça.

Lo que sucedió después ya es conocido: se pactó una renuncia elegante con una excusa formal, Laporta reestructuró el aval y antes de ayer completó su nueva junta directiva. Cuentan, por último, que la relación entre Laporta y Giró sigue siendo buena y formalmente exquisita.

MÉS QUE UN CLUB, Renovaciones antes que fichajes

Los primeros pasos de la directiva van en lo deportivo, y a pesar de la difícil situación, en la dirección adecuada: ayer se hizo oficial la renovación de Collado, una de las perlas del ‘B’, y el club ya iniciado los contactos para prolongar el contrato de Ilaix Moriba, una de las grandes sorpesas de esta temporada. Ahora mismo, atar bien a la cantera es mucho más prioritario que hacer fichajes que, paradójicamente, puede acabar ‘tapando’ a los valores de La Masía. 

MENYS QUE UN CLUB, No todo fue el Covid

Según avanzó Esport3, las pérdidas de este ejercicio pueden llegar a los escalofriantes 350 millones. Sin duda, la pandemia ha sido la principal causa de la tragedia, dado su impacto brutal sobre los ingresos extraordinarios. Ahora bien: la magnitud de la cifra demuestra que, más allá de la coyuntura actual, el modelo de gestión estaba ya derrapando y se hicieron fichajes e inversiones multimillonarias que ahora se han demostrado inasumibles. Se acabaron las fiestas articiales, vienen tiempos de realismo.