El caso Arturo Vidal

Arturo Vidal celebra el gol con la grada del Camp Nou

Arturo Vidal celebra el gol con la grada del Camp Nou / EFE

Carles Sans

Carles Sans

En el Barça nos hemos dado de bruces con ‘el caso Arturo Vidal’. Algunos les parecerá que no hay caso, pero creo que el resultado que da este jugador merece una reflexión.  El chileno fue uno de esos jugadores que cuando se ficharon a muchos tertulianos y no tertulianos les extrañó. Dijeron que no era un jugador con ADN Barça. No les faltaría razón si ese ADN del que tanto nos gusta presumir siguiera activo como cuando lo exhibía esplendoroso Pep Guardiola o  Tito Vilanova. Pero aquellos días ya se fueron, y no nos engañemos, el estilo ha ido diluyéndose hasta quedar en destellos de lo que fue. Ahora hay una mezcla de practicismo y posesión inane. Digamos que el juego va a lo práctico y el virtuosismo ha quedado para otros tiempos. 

Arturo Vidal lleva dos partidos siendo decisivo. En el encuentro contra el Sevilla, Valverde lo alineó por razones técnicas, pero también en respuesta a la buena actitud que mostró contra el Inter en Champions. Estoy seguro que al míster le iría muy bien tener más de un Arturo Vidal en esta plantilla. Es un jugador ecléctico, con más entrega y espíritu de lucha que ningún otro centrocampista. Aunque De Jong posea ese mismo empeño, la constitución de Vidal hace que tenga muchas posibilidades de imponerse en el cuerpo a cuerpo. Vidal tiene 32 años y pocas posibilidades de perdurar en este Barça. De hecho, este verano su nombre rodaba en el bombo de salida como truque de otro fichaje, y ahora descubrimos que es una pieza útil para según qué momentos o según qué partidos. Haría muy bien el director deportivo, cuando lo haya, de fijarse en un recambio de estas características. A nadie se le caerán los anillos por buscar, utilizando un símil pugilístico, un rudo batallador, ya que de finos estilistas vamos muy bien servidos.

Es probable que los puristas no estén de acuerdo con este apunte. Lo entiendo. Sin embargo, en el centro del campo faltan piernas incansables y afán de pelea. Eso no es discutible, y Arturo Vidal tiene ambas cosas. Uno más, por favor.