En carrerilla a por la Supercopa

Leo Messi durante el partido entre el Granada y el FC Barcelona correspondiente a LaLiga disputado en el Nuevo Los Cármenes

Leo Messi durante el partido entre el Granada y el FC Barcelona correspondiente a LaLiga disputado en el Nuevo Los Cármenes / EFE

Gerard López

Gerard López

E l Barça está dejando atrás su problema con la irregularidad que tantos quebraderos de cabeza le causaba. Hay varios factores que le han permitido ser un equipo diferente al de inicio de curso: Muchos jugadores (y nos referimos a De Jong, Pedri, Griezmann y el propio Messi) han dado un paso adelante que le ha posibilitado cambiar su fisonomía; el entrenador ha modificado algo el dibujo táctico para encontrar un hábitat más adecuado a las características de sus pupilos, ha dado con la tecla; Osumane Dembélé ha dejado atrás su fase de lesiones; y se han acabado los regalos defensivos.

Todo ello ha provocado que el Barça sea hoy un equipo capaz de enganchar, de ilusionar y de presentarse a la disputa del primer título de la temporada con opciones reales de ganarlo. El Barça ha logrado dar un vuelco a la extraña situación. Se ha recompuesto en la Liga y se presenta a la Supercopa como rival a batir. Empezando por detrás, Ter Stegen ha aparecido cuando se le ha necesitando, dando estabilidad al equipo. Dest es el defensa que más tiene que mejorar porque todavía le falta acabar de asimilar los conceptos de juego. Araujo y Mingueza son dos jóvenes que acaban de aterrizar y están dando solvencia ante la ausencia de uno de los pilares como es Piqué. Y la defensa la completa Alba que genera por la izquierda lo que no aparece por la derecha.

A falta de que Pjanic aparezca, Sergio Busquets asume galones de hombre importante en el centro del campo, jugando fácil y cortando todo lo que haga falta. Es básico en el esquema de Koeman que permite a otros brillar como es el caso de De Jong, que ya es el jugador al que se esperaba, y Pedri, un tesoro en mayúsculas. Sergio hace más de pívote y De Jong y Pedri juegan más adelantados en un cambio de sistema en el que tienen más libertad. Arriba la gran noticia es que Koeman ha logrado también dar continuidad a tres piezas desequilibrantes cuando están bien.

Como es ahora. Griezmann ha dejado de vivir fijo en una posición, tiene más libertad de movimientos, como si el dibujo no fuera tan importante y puede oler los espacios para ocuparlos a su antojo. Sin una posición tan fija, ha recuperado la ilusión y el olfato goleador. Dembélé ha dejado atrás su lesión, tiene continuidad y es un puñal por la banda derecha, capaz de desequilibrar con su tremenda velocidad. Y a Messi se le ve feliz, disfrutando. Es asistente y goleador y celebra los goles como hacía tiempo. Leo se da cuenta de que sus compañeros han dado un paso adelante y se siente más arropado. Estoy seguro que esto le llena de fuerza y de energía para seguir luchando

Koeman ya tiene el equipo base y ahora es la segunda unidad la que, cuando tenga la oportunidad, deberá estar a la altura para que no se note su ausencia o, incluso, para meterles presión a los que tienen la confianza del entrenador. Esta placidez llega en los días previos a la Supercopa de España, un título que antes podía ser considerado menor pero que no lo es. El KO del año pasado supuso la destitución de Valverde, que iba primero en la Liga y en la Champions. Cuando se jugaba a inicio de temporada siempre se decía que los equipos no llegaban rodados y servía de excusa en caso de derrota. Ahora ya no es así. Además, este año el Barça se puede jugar el título en una final contra el Madrid. El vencedor saldrá muy reforzado. El perdedor saldrá tocado.