Carles Aleñá no puede volver a jugar en Segunda B

Carles Aleñá, en el encuentro ante la Cultural

Carles Aleñá, en el encuentro ante la Cultural / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

Valverde dio ayer por fin un paso adelante con Aleñá, y lo convocó para el partido contra el Rayo después de que el canterano cuajara un excelente partido en la ida de Copa del Rey. Aleñá responde siempre a un magnífico nivel y sus escasas participaciones en el primer equipo se traducen sistemáticamente en actuaciones solventes. El entrenador blaugrana ha entendido que es la hora de subirle un peldaño, ni que sea en perjuicio de futbolistas del primer equipo, como Denis y Malcom, que volvieron a quedar fuera de la lista. Y es que efectivamente ha llegado el momento de Aleñá, que merece como mínimo tener oportunidades en partidos que no sean la pachanga habitual de la primera eliminatoria de Copa.

Aleñá tiene ahora 20 años, y ha llegado al final de su recorrido en el filial: su talento ya no pinta nada en Segunda B, una categoría en la que puede aportar pocas cosas a parte de lesionarse, y está listo para probarse regularmente en el primer equipo. Por supuesto no tiene nada garantizado, y la exigencia debe ser máxima, pero un futbolista de su talento merece tener oportunidades de calidad. En los últimos años se han dado minutos preciosos e inútiles a futbolistas como André Gomes, que no han hecho sino tapar al talento del filial y enviar un mensaje muy negativo a La Masia. 

Es hora de que los futbolistas del filial como Aleñá y también como Chumi (que ayer entró en la convocatoria) empiecen a presionar a los que ya está más asentados, y poco a poco se ponga en marcha el famoso ascensor que conecta el primer equipo con las divisiones inferiores y que hace años que quedó atascado. Evidentemente la integración en la primera plantilla deberá hacerse de forma gradual, pero no hay otra vía a medio y largo plazo si quiere evitarse que el Barça se convierta en un club socialmente desarraigado y económicamente insostenible.