MI VERDAD

El carisma de Luis Enrique es un valor apreciado

Luis Enrique tiene claro lo que quiere de su equipo ante el Elche

Luis Enrique tiene claro lo que quiere de su equipo / sport

Josep Maria Casanovas

CAMBIO DE CHIP BRUTAL. Los entrenadores cada vez son más importantes en los grandes equipos ya que para poder lidiar con jugadores de categoría y renombre necesitan imponer su personalidad. Es el caso de Guardiola en el Bayern, Mourinho en el Chelsea, Simeone en el Atlético o Van Gaal en el United. Luis Enrique también es de esta casta. Tiene menos palmarés pero tiene carisma y empatía como está demostrando en el poco tiempo que lleva en el Barça. El cambio de chip que ha experimentado el vestuario es brutal. El nivel de exigencia y trabajo recuerda los buenos tiempos de Pep. Todo esto lo percibe la afición, sobre todo después de una temporada que muchos se tomaron a la bartola. No había sucedido nunca y es un signo revelador. En el primer partido de Liga, el Camp Nou coreó el nombre del entrenador como si fuera un jugador estrella. No en vano, es el artífice de que el equipo haya comenzado el campeonato enchufado. Él ha conseguido que Messi recupere la sonrisa y el mejor fútbol. Él es el responsable de que se vuelva a apostar por los jugadores de la cantera. Él puede conseguir que el equipo aguante a la directiva si los resultados son buenos. Su fórmula de trabajo tiene unos parámetros que nadie se puede saltar: disciplina, entrega, rigor y seriedad. El que no cumpla está perdido, ya que Lucho no se casa con nadie. 

PLANTILLA A LA MEDIDA. Con Luis Enrique nadie se puede dormir en los laureles. Messi lo ha entendido desde el primer día. Jugando como el domingo nadie discutirá que sea el mejor pagado del mundo. Xavi ha asumido la suplencia poniendo su orgullo en el bolsillo. Piqué ya le ha visto las orejas al lobo. Alves sabe perfectamente que el día que se olvide de marcar, chupará banquillo. Luis Suárez se ha dado cuenta desde la grada que jugar al lado de Messi es como si te tocara la lotería cada domingo. Rakitic está acariciando el cielo de la felicidad al disfrutar de una titularidad soñada. Claudio Bravo ya sabe lo que es jugar en un equipo donde haces más de espectador que de portero. Munir todavía no ha despertado de su sueño. A los 16 años jugaba en el Majadahonda. A los 18, al lado de Messi. Rafinha todavía no ha tenido la suerte que merece pero todo llegará. Se fue Cesc pero no se le echa en falta. No está Alexis y pocos se acuerdan de él. Luis Enrique ha tenido la suerte de llegar en un momento de crisis y han remodelado la plantilla a su gusto.