Carbón a saco

Solari durante el partido ante la Real

Solari durante el partido ante la Real / EFE

Rubén Uría

Rubén Uría

Estado civil, casado con la genialidad. Un día abrió la boca Maradona para socavar a Messi y el diez de dices contestó haciendo dos goles. Otro día abrió la boca Pelé y esa semana saltó Messi al campo, dio un recital y anotó tres goles. Esta semana abrió la boza Zico y Messi activó su modo “ratón de área” y se inventó un gol propio del más listo de la clase en un sello postal. Resumen de lo publicado: cuanto más abren la boca otros, más se la cierra Messi. Él está liderando a su equipo, está gobernando LaLiga y se ha empeñado en retratar a los que se pasan la vida retratando a los demás. Para Rey Mago, Messi.

Pasaron los Reyes Magos por el Bernabéu y dejaron un buen saco de carbón para los blancos. Solari dijo en la previa que no había que subestimar los empates. Imaginen las derrotas. Vinicius fue lo único potable de un equipo torpe en las áreas: en la suya regala y en la rival no mata. A eso, cabe añadir la controversia arbitral. Los de Solari levantaron la voz contra el árbitro y el VAR. Están en su derecho. Ahora falta que completen esa denuncia haciendo autocrítica y explicando cómo un equipo que se acostumbra a ganar Champions en primavera ha hecho suya otra costumbre bastante más grosera: tirar la Liga a la basura en enero. Y de eso, no tiene la culpa ningún árbitro, ni tampoco el VAR. A llorar, al Carmen.

Dos pesos pesados, Sevilla y Atleti, en un mismo ring. Dos aspirantes a la corona, con permiso de Messi. Hubo un tiempo para cada uno y ambos demostraron ser un equipo de autor. El Sevilla se explica con la pizarra de Machín. El Atleti, con el gen competitivo del chamán Simeone. En el primer tiempo, Jesús Navas sentó a los colchoneros en la silla del dentista. Todo giró cuando Griezmann puso la pelota en la escuadra y el equilibrio en el marcador. Al final, reparto de puntos y combate nulo.