El carácter lleva a España a la gran final

El pívot de la selección española y de los Toronto Raptors Marc Gasol

El pívot de la selección española y de los Toronto Raptors Marc Gasol / EFE

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

Lo tuvieron en su mano antes de las prórrogas, pero a los jugadores australianos les tembló el pulso en los momentos decisivos. Ante la energía de los hombres de Scariolo se vinieron abajo. Durante la mayor parte del encuentro la selección española fue a remolque y las sensaciones que se respiraban en la pista no eran buenas. El ritmo era claramente para una Australia que dominaba el rebote y contaba con la aportación en ataque de muchos jugadores. Los españoles se veían algo impotentes para colapsar a su rival pero, eso sí, siguieron trabajando y confiando en sus posibilidades. No cabe duda de que el espíritu competitivo de la selección es muy superior al de los australianos. Mientras unos se arrugaron y escondieron -que se lo digan a Ingles- los hombres de Scariolo fueron creciendo conforme la presión y los nervios iban en aumento. El carácter del equipo fue la clave de una victoria épica que tiene un premio enorme. 

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La pareja del Mundial. Una conexión casi imparable. En los peores minutos del partido ante Australia, su eclosión fue decisiva para lograr la remontada. Se entienden a la perfección y nunca se sienten presionados. Todos sabemos, y sus defensores aún más, cuándo van a jugar el 2x2, pero nadie es capaz de evitar lo inevitable. Ante Australia fue un espectáculo ver la actuación de Ricky-Gasol, y la incidencia que tuvieron en la victoria española. Entre los dos sumaron 52 de los 95 puntos de la selección y repartieron 16 de las 26 asistencias del equipo. Sin duda, no podemos olvidar tampoco el enorme trabajo de jugadores como Claver, Rudy, Llull o Ribas. Un grupo compacto, comprometido y con una ambición que no tiene límite. No obstante mañana domingo, en la gran final contra los argentinos, se enfrentarán a un rival que atesora un espíritu competitivo similar. Será, sin ninguna duda, un choque brutal, sin concesiones.