La otra cantera

Los periodistas, en el Camp Nou

Los periodistas, en el Camp Nou / German Parga - FCB

Carme Barceló

Carme Barceló

Me van a permitir que, por una vez y sin que sirva de precedente, escriba un artículo un pelín umbilical. Hace apenas dos horas que, junto a decenas de compañeros y compañeras de profesión, nos hemos despedido del viejo Camp Nou. Mañana cumplo 38 años como periodista.

No les voy aburrir con un sinfín de vivencias personales pero sí me gustaría recordar que mi bienvenida a este mundo coincidió con el adiós de Maradona del FC Barcelona y la primera Liga, tras muchas travesías en el desierto, firmada por los Archibald, Moratallas, Núñez y Terry Venables.

No elijo los nombres al azar porque 1) el escocés fue el máximo goleador de aquel equipo, 2) fue el primer jugador que tuvo la paciencia y la generosidad de concederme la primera entrevista en profundidad cuando llevaba dos meses de becaria y 3) fue el entrenador que peor me lo hizo pasar como mujer y como profesional y mejor -aunque traicionando el estilo posterior- a una afición huérfana de alegrías, de títulos y de momentos para recordar.

Meses después, con aquel equipo que logró remontar tres goles al Göteborg en una noche épica en la que acabé pasando la crónica de vestuarios desde una cabina de teléfono mendigándole monedas a media plantilla, se perdió en Sevilla una Copa de Europa que los más viejos del lugar (entre los que me cuento) aún no hemos digerido. Recuerdo que los enviados especiales nos comimos la tarta de celebración que salía a porciones de la cocina del hotel para que no se viera el ‘Felicitats, campions’ y el retorno de los miles de aficionados llorando en el aeropuerto y en los bares de carretera.

Algunos de aquellos profesionales nos reencontramos ayer en el Camp Nou en un acto precioso que hay que agradecer al club y a un departamento de comunicación detallista y empático. El viejo estadio necesita regenerarse, reinventarse y adaptarse al presente pero los cimientos los han construido los socios y aficionados que han pagado, padecido, enloquecido y deleitado con el primer equipo de fútbol masculino y, hace pocos años, también con el femenino.

Entiendo que muchos de ellos no comprendan la deriva actual del fútbol profesional y se agarren a lo que fue y no volverá a ser. Es humano. Tanto como recordar que quien esto firma vio primero y escribió después tantos entrenamientos de Johan Cruyff sentada en el suelo de la antigua Masía. Todo a la vista. Todo preguntado y casi todo respondido. Todo vivido de día y, a veces, de noche. Me van a permitir por una vez, y sin que sirva de precedente, un guiño a la melancolía y a aquellos tiempos en los que jugábamos siempre en casa. En la que sentíamos que era un poco nuestra. En la que nos creíamos un poco cómplices de todo lo que allí sucedía. En la que nos formamos y crecimos. El Camp Nou también es nuestra cantera. Som i serem.

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