En el campo del Eibar no se ganan Ligas, pero sí se pierden

El FC Barcelona goleó al Eibar (6-1) en la primera vuelta

El FC Barcelona goleó al Eibar (6-1) en la primera vuelta / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

No hay nada más peligroso que dar una temporada por finalizada antes de tiempo. El Barça se planta hoy en uno de esos campos donde no se ganan las Ligas pero sí se pierden, ante un club aparentemente con poco cartel pero sumamente peligroso porque está impecablemente estructurado desde su presidencia hasta sus jugadores pasando por el entrenador: mucho cuidado con no tomarse muy en serio al Eibar, que juega en una ciudad de solo 27.000 habitantes y con un presupuesto ridículo de 43 millones, y que engaña con su apariencia de equipo pequeño y humilde. El choque tiene todos los ingredientes para ponerle la clásica etiqueta de partido-trampa: el rival no es lo que parece, el Atlético está a solo siete puntos y quedan 72 horas para el trascendental partido ante el Chelsea, la excusa ideal para despistarse. A todo esto hay que añadirle que el equipo viene justamente de dos empates y que no puede permitirse un tercer resultado desfavorable consecutivo.

La dificultad es que el Barça tiene que ocuparse ahora de una competición que el barcelonismo siente que tiene medio ganada desde el clásico pero a la que en realidad le queda todavía la mayor parte de la segunda vuelta y un amplísimo margen de puntos. En la rueda de prensa de ayer Valverde quiso dejarlo muy claro: “Hay que plantear cada partido como si fuera el último”. Y añadió: “Si empezamos a contar los puntos podemos equivocarnos”. Y es que ya hemos visto demasiadas veces como, a mitad de temporada, se producen abruptos cambios de guión. O lo que es lo mismo: que el Barça haya conseguido un rendimiento óptimo de septiembre a enero no implica necesariamente que vaya a repetirse de febrero a mayo. En el fútbol, todavía más que el resultado, es la dinámica. Y el Barça de Valverde se juega en Eibar preservar las grandes sensaciones que ha emitido a lo largo de la temporada. Ni es momento para relajarse ni para hacer experimentos: basta con que el equipo exhiba la misma fiabilidad que ha mostrado hasta ahora.