Campeón de invierno por coraje

Messi celebra su gol 16 en LaLiga, ante el Getafe

Messi celebra su gol 16 en LaLiga, ante el Getafe / sport

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Golpe de autoridad en uno de los pocos partidos a los que Ernesto Valverde le tenía ¿miedo?, bueno, respeto, mucho respeto, no solo porque se producía en un momento muy delicado de la temporada (regreso de vacaciones), con pésimos recuerdos en la memoria fruto del partido del pasado año (que se ganó de una manera milagrosa) y, sobre todo, ante un equipo difícil, rocoso, pegajoso, peleón, pegador, incómodo, que había encajado poquísimos goles, que se siente orgulloso, desde la modestia, de codearse con los grandes, con los inmensos, en un campo poco dado a las filigranas.

Y, encima, como punto y final de una jornada que había favorecido, y mucho (más presión, por tanto, y obligación de ganar), a las aspiraciones ligueras del Barça, pues los dos perseguidores habían empatado en el Sánchez Pizjuan y, poco después, el Real Madrid protagonizaba un nuevo ridículo liguero ante una Real Sociedad que venía en un mal estado de forma, con nuevo entrenador y que, sin embargo, se hable o no del VAR, que es lo que hicieron Solari, Butragueño y Ramos, pero no Modric, que contó la verdad “no estamos bien y debemos hablar para buscar soluciones”, ganó bien en el estadio blanco, confirmando que el campeón de Europa también se despedirá de la Liga muchos meses antes de que concluya.

El Barça, cierto, con un fútbol más disciplinado que brillante y, sobre todo, con todos sus hombres remando en la misma dirección, con un Messi portentoso, que no solo marcó sino que peleó como pocos en defensa, se convierte ya en campeón de invierno (cierto, ¡menudo título!), con cinco puntos más que el Atlético, siete más que el temible Sevilla, nueve más que el sorprendente Alavés y 10 más que el Real Madrid.

No hay duda, en efecto, que la primera jornada del año tras las Navidades ha sido, con mucho, la más desastrosa a nivel de arbitrajes y, sí, hay que escribirlo en plural porque no solo fallaron los que están sobre el césped sino, y más gravemente, los que están en el VAR, ante decenas de pantallas de televisión, que debieron confirmar que Rulli cometió penalti sobre un estupendo Vinicius Júnior en el Bernabéu y que el gol de Mata, en Getafe, era gol ¡vaya que sí!

Muchas veces, cuando asistes a jornadas de esta dimensión en el campeonato español, donde equipos como el Getafe o la Real, o donde dos auténticos aspirantes a todo protagonizan el duelo vibrante que han protagonizado Sevilla y Atlético, cada uno en su estilo, es decir, los blancos a por todas y los rojiblancos a especular, te das cuenta, confirmas, que todos los demás campeonatos europeos son inferiores, pues en ningún otro, ni Premier, ni Seria A de Italia, ni Bundesliga, ni campeonato francés tienen la posibilidad de hacer que sus grandes y favoritos pierdan o las pasen canutas para arrancar un empate o ganar.

De nuevo resulta como poco incomprensible la manera que el Barça vuelve a controlar el campeonato nada más entrado el nuevo año y el mes de enero, demostrando que sigue siendo quien marca la pauta y mejor utiliza sus recursos para mantenerse vivo y líder en todas las competiciones que juega, cosa que no todo el mundo puede decir. Y, encima, va recuperando jugadores, lo que es muy importante en un mes donde, sin Champions pero con Copa, volverá a jugar cada tres días.

La sensación de equipo que el Barça ofreció anoche en Getafe, un estadio, un público, un técnico y unos jugadores que lo dan todo, todo, sobre el césped, demuestra que ese sigue siendo un valor añadido a las enormes individualidades, que, de nuevo, lideradas por un inmenso Messi, presente en todas partes, volvió a salir vencedor.