¿Se cambiará la dinámica?

A día de hoy en can Barça se camina por arenas movedizas. Sin que la directiva ni la dirección técnica salga a declarar nada a los medios, se distingue una preocupación, un nerviosismo por revertir una situación verdaderamente extraña. Después de la precipitada decisión de rescindir el contrato de Ernesto Valverde con la intención de cambiar, según palabras de Bartomeu, la dinámica del equipo, ahora este sigue dando signos de agotamiento y decadencia. Los fontaneros del club se afanan en tapar las fugas para que el barco se mantenga a flote, o mejor, para que se gane algún titulo este año.

Algo que ahora, según el runrún de los culés menos optimistas, se aleja a cada partido que pasa. Mientras se olvida al Ernesto Valverde de estos últimos días, Quique Setién comienza a darse cuenta de dónde se ha metido. El Barça, señores, es otra cosa. Una vez superado el impensable salto de pasear junto a sus vacas a estar entrenando a uno de los mejores equipos del mundo, ahora Setién se enfrenta al reto de manejar un vestuario viciado a base de exigencias e imposiciones, debiendo superar la destreza que esgrimió el “Txingurri” Valverde, algo que no se antoja nada fácil. 

Veremos lo que le espera al barcelonismo en lo que queda de temporada. Ahora se busca un delantero centro para seis meses. Esperemos que con mejores resultados que los obtenidos en la excéntrica decisión del año pasado de traer a un jugador como Boateng. Recuerden: la improvisación apenas existe entre las empresas con éxito.

Sería lamentable que el Barça cayera en una letárgica dinámica de resultados y de juego que nos llevara a rememorar aquella triste temporada del Tata Martino, en la cual perdimos la Liga, en casa, en el último partido, con un gol de Messi mal anulado y con la parroquia culé aplaudiendo al Atlético de Madrid como campeón de la competición. Y otra cosa: en las elecciones de 2021 nada puede hacer más daño al continuismo de esta junta que los resultados negativos de esta temporada. Mucha dinámica habrá que revertir para recobrar lo que cada día parece hundirse más en esas arenas que han empezado a moverse.