El calendario no da tregua al Barça Lassa

El Barça afronta su particular vorágine

El Barça afronta su particular vorágine / VALENTÍ ENRICH

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

OBJETIVO EUROLIGA

Las cuatro victorias consecutivas en la Euroliga, dos a domicilio, han disparado las expectativas del Barça. Algo normal después de los últimos fiascos que el equipo ha tenido en Europa. Ahora los blaugranas han cambiado de mentalidad. Lo que hasta hace poco parecía un objetivo casi imposible, luchar por el título, ahora se siente cercano en el vestuario blaugrana. Estoy convencido de que los jugadores afrontan la competición europea con la máxima ambición. Una especie de revancha particular. El calendario vuelve a situar al Barça en una situación muy exigente. En apenas una semana jugarán en pista del Zalgiris y PAO, y recibirán en el Palau al Armani. Toda una oportunidad para escalar posiciones en la tabla, aunque lo más importante será mantener el espíritu competitivo actual. Para Pesic también será una prueba. La dosificación de sus hombres será vital. Las rotaciones, en los últimos partidos son más habituales, se me antojan decisivas. A seguir creciendo.

CAMBIO DE CHIP

No es fácil compaginar dos torneos tan complicados como son la ACB y la Euroliga. La dureza europea acostumbra a pasar factura en la liga doméstica. Ya lo comprobamos la pasada semana cuando el Barça fue capaz de completar un magnífico partido en Moscú y, por el contrario, ante el Murcia tan sólo se puso las pilas en el último cuarto. Es normal que los jugadores no puedan estar siempre al límite de concentración y, se quiera o no, hay una cierta “preferencia” por estar a tope en la Euroliga. Esta situación no se elige, es algo que sucede de manera natural. Pero el Barça tiene en estas fechas, a parte de los tres partidos europeos, una salida a pista del Estu y recibirá en el Palau al Madrid. Con el plus de que en este choque se le retirará la camiseta a Navarro. Tampoco podrán dosificarse los blaugranas en la ACB. Enfrentarse a los blancos es siempre un reto mayúsculo. Y más en estos momentos en los que los merengues son casi imbatibles. Diez días de locura.