Busquets y Alba hacen mejores a sus compañeros

Sergio Busquets, ante el Eibar

Sergio Busquets, ante el Eibar / VALENTÍ ENRICH

Gerard López

Gerard López

Dentro de un proceso de cambio en el que está inmerso el FC Barcelona, con nuevos jugadores que deben encajar, aparecen dos jugadores que están llamados a ser clave: Antoine Griezmann y Frenkie de Jong. Mientras Neto y Junior llegaron como complementos, el francés y el holandés lo hicieron como cracks.

Hasta ahora su papel no había sido decisivo pese a que en el pasado artículo ya dijimos que el holandés fue el mejor de los nuevos en este inicio de curso. Más por lo que se le intuía que por lo que había hecho. El encaje de dos jugadores de este nivel debería ser fácil dada su calidad pero no siempre todo es de color de rosa. Necesitan tiempo y que sus compañeros y el entrenador les vayan conociendo. Un jugador no es nadie sin sus compañeros y lo hemos podido constatar con De Jong y Griezmann. Contra el Eibar ya brillaron con luz propia y gran parte del éxito es la labor en la sombra de compañeros suyos como Jordi Alba en el caso de Griezmann y de Sergio Busquets en el caso de De Jong.

La vuelta de Jordi Alba fue una bendición para el equipo… y para el francés, que ha visto cómo su posición en el campo cobraba sentido. En los últimos partidos, Alba no estaba y el equipo flaqueaba en la banda izquierda porque Junior -y en ocasiones Semedo ( que jugó a pierna cambiada)-  actúa con demasiada timidez. Alba aporta mucho tanto en defensa como en ataque pues sabe cuándo correr metros, cuándo ir al espacio, cuándo parar, cuándo jugar en posicional, cuándo defender, cuándo cubrir la espalda de Lenglet… Tiene todos los mecanismos asumidos y el equipo sabe que en la banda tiene alguien con quien confiar.

Solo recuerdo un caso que un lateral tuviera tanta influencia dentro del juego de un equipo: Dani Alves. Alba es el Alves de ahora por ser una garantía en defensa y en ataque, por ser el mejor socio de Messi y ahora también, por sacar a Griezmann de sus tinieblas. Alba permite, y permitirá, a Griezmann dejar la banda donde no brilla para irse más para el centro donde sus virtudes adquieren una nueva dimensión. El valor de tener un jugador como Alba es incalculable.

Otro caso  Caso idéntico es el de Sergio Busquets. El año pasado sufrió mucho porque el equipo estaba demasiado estirado, con una defensa aculada y unos delanteros que no presionaban. Busquets queda expuesto en este entorno incómodo para él. Cuando el equipo está más ordenado y recogido, no hay en el mundo otro como Sergio.

El partido contra el Eibar sirvió para constatar su importancia dentro del equipo porque le guarda las espaldas a De Jong para hacer lo que tan bien hacía en el Ajax: conectar el centro del campo con la delantera, arrancar de la manera que lo hace. De Jong brilla, y brillará, en el Barça porque tiene a alguien como Busquets detrás que le protege, que le permite irse arriba, que tácticamente equilibra al equipo.

Son varios los que pueden jugar en la posición de Busquets. Rakitic lo ha hecho, De Jong también pero nadie interpreta como Sergio los movimientos que se le exigen al pívote para que el equipo este sólido y equilibrado. Busquets ya hizo brillar a Rakitic y  ahora facilita la vida a De Jong para que sea ese jugador que nos enamoró en el Ajax.

No se entiende el actual Barça sin la presencia de Busquets y Alba porque aportan mucho en el campo pero también fuera de él pues son referentes para sus compañeros, lideran el grupo y conocen como nadie la casa porque son un producto típicamente nuestro. Son parte del corazón del equipo y en el campo demuestran con su trabajo, a veces imperceptible, invisible, que el equipo funciona gracias a jugadores como ellos, que son capaces de jugar bien y de mejorar a sus compañeros.