Se busca presidente

El futuro de Bartomeu se decidirá en un voto de censura

El futuro de Bartomeu se decidirá en un voto de censura / EFE

Carles Sans

Carles Sans

“Se busca persona o grupo de personas capaces de llevar cargos de responsabilidad, en un período de incertidumbre marcado por la pandemia del Covid, para manejar una empresa cuya deuda neta es de unos 488 millones de euros. Se requiere preparación, experiencia, mucho barcelonismo y capacidad económica para avalar personalmente 120 millones de euros”. No sé cuánta gente acudiría a una entrevista de trabajo si las condiciones fueran estas.

Creo que muy poca o ninguna, a no ser que el cargo que se ofreciera fuese ser presidente o directivo del Fútbol Club Barcelona. A lo largo de los años, como culé, he conocido a muchas personas que han ostentado cargos de mucha responsabilidad en el club. Podría contar con los dedos de una mano, y me sobraría alguno, que casi todos han salido bien escaldados de su experiencia profesional. Al comienzo tomaba el cargo el barcelonista ilusionado, con ganas de emprender y con muchas ideas, y con el tiempo salía el ejecutivo decepcionado, agotado y en algunos casos vilipendiado por unos o por otros.

Todo esto lo digo a colación de las cercanas elecciones a la presidencia del club, de las que, poco a poco, se van descubriendo candidatos. Algún nombre que se barajaba como seguro se ha borrado de la carrera tal vez porque ha visto que el circuito tenía demasiadas curvas. La situación del club es delicada y la masa social no está dispuesta a darse cuenta. Muchos barcelonistas con lo que hablo todavía andan pidiendo jugadores de los más caros del mercado, sin querer reconocer que el potencial económico de la entidad poco tiene que ver con el de lo viejos tiempos en el que salimos a contratar a lo mejor de cada casa.

Ojalá que el ganador tenga las ideas claras. Porque, aunque ser presidente del F.C. Barcelona es un cargo inmensamente codiciado, según la gestión que se haya llevado el final acostumbra a ser más bochornoso que otra cosa. Solo aquellos que tengan por vocación vivir al límite serán capaces de presentarse a una oferta laboral sin nómina y con muchos inconvenientes.