Es un bulo que los jugadores tengan todo el poder

Gerard Piqué, tras ganar en el Coliseum

Gerard Piqué, tras ganar en el Coliseum / sport

César L. Menotti

César L. Menotti

Estoy al caso de la polémica generada en Barcelona con las declaraciones de Gerard Piqué. Para mí, fuegos de artificio y ruido innecesario el que se ha instalado en el entorno. Solamente se entiende por la insistencia de algunos en vivir en esa permanente crítica. 

No, ni creo ni he creído nunca que los jugadores tengan el control absoluto de una plantilla y mucho menos de un club. ¡Por favor! Ningún futbolista de la historia ha tenido ese poder y mucho menos ahora que todo lo que se hace, se dice o se insinúa se mira por delante, por detrás y por los lados.

Pienso, sinceramente, que se están mezclando cosas, conceptos y actuaciones. Tuve el honor de entrenar a Diego Armando Maradona, uno de los grandes genios del fútbol y ya en su época muy mediático. Pues bien, Diego jamás osó entrometerse en ninguna de las decisiones que tomé como entrenador o consideró el club. En este caso, el FC Barcelona. Él iba a entrenar a la hora que se le decía y cumplía con todas sus obligaciones dentro del club.

Otra cosa era su vida privada, cómo manejaba sus días libres libres, su entorno... pero eso no es el tema de este artículo. Faltaría más.

¿Alguien cree, por ejemplo, que algún futbolista del Manchester City puede contradecir un criterio técnico, táctico o de orden interno establecido por Pep Guardiola o la institución inglesa? Es imposible. Ni siquiera Sergio Ramos, historia viva del Real Madrid, impondría su criterio, por ejemplo, sobre cómo tiene que administrar el club que le paga su relación con los medios de comunicación. Es absurdo.

Sin patente de corso

Traspasar todas esas líneas, como la de pedir el fichaje de un futbolista, enojarse por que viene otro en su lugar, es un verdadero despropósito. No me imagino a Leo Messi pidiendo a este o a aquel jugador...

En los grandes clubs la jerarquía está muy clara: manda el entrenador. Es quien asume toda la responsabilidad y siempre tomará esas decisiones en beneficio del colectivo, nunca para satisfacer, solo, a un determinado jugador. 

Otra cosa muy diferente son las sugerencias. Yo recuerdo charlas con Alexanco o Migueli en las que me comentaban cosas, no exigencias, que yo recibía y después procesaba. Nunca, nadie, tuvo patente de corso.

Que los jugadores, en un momento determinado, entiendan que un partido, un viaje o una actividad pueda perjudicarles, es entendible. Incluso que comenten detalles del día a día. No hay nada de malo en ello si el entrenador tiene la personalidad suficiente para analizarlo y, después, le respalda un club con las ideas claras.

Las sugerencias siempre otorgadas, me parecen a mí, son peligrosas, porque más allá de esos comentarios puntuales, los futbolistas no están para imponer nada. Ni al club ni al entrenador.

Por lo tanto, a excepción de algunos detalles puntuales, es un enorme bulo que los jugadores, en este caso del Barça, tengan todo el poder. Ni pinchan ni cortan, por ejemplo, en la planificación. El entrenador y la secretaría ficharon a quienes quisieron fichar y traspasaron a quienes creyendo conveniente. Nadie de la plantilla se entrometió.