SOBRE EL TERRENO

Bravo, como Pedrito, nos dejó por un puñado de millones

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Claudio Bravo defenderá la portería del City de Guardiola / sport

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

Todavía recuerdo las peleas que tuve con muchos de mis colegas porque critiqué a Pedrito, no por haberse ido al Chelsea, no, no, qué va, sino por no haber dicho públicamente que quería irse del Barça. Muchas veces, o casi siempre, tenemos la sensación de que estos chicos aman la camiseta, les encanta el 'més que un club', suspiran por ganar títulos con el Barça y, al final, o en medio del camino, nos damos cuenta que lo único que persiguen es hacer su propia carrera. Y cartera.Y, ¡ojito!, que hacen santamente, pero que no nos engañen. O que no se oculten. O que no vayan a los despachos del Barça (perdón, envíen a su agente) y digan que tienen una gran oferta, una oferta mejor, y que se quieren ir del Barça. La oferta mejor, digo, no sé, intuyo, será para ellos, no para el Barça.

El Barça ha quedado como un cochero vendiendo a Claudio Bravo por la mitad de lo que es su cláusula. Es decir, en lugar de 40 millones, el Manchester City, el club más rico del planeta, pagará 20. O igual 18. ¿Por qué? Porque Claudio Bravo dijo que se quería ir. ¿Lo dijo públicamente? No, se lo dijo al club. Y el club, digo, no sé, intuyo, sospecho, pensó que ahora le puede sacar 18 millones y, dentro de un año y medio (enero 2018), cuando sea eso que los americanos llaman 'agente libre', se irá por cero millones, perdón, euros. Yo hubiese exprimido a Bravo hasta el final de su contrato o le hubiera exigido que se sentase en la sala Ricard Maxenchs (¡qué gran persona!) y dijese que quería dejar el Barça porque el City le pagaba el doble. No lo hizo y, encima, rechazó la renovación que le ofreció el Barça. Y el Barça, como necesita liquidez, se lo vendió por lo que pudo. Bravo se va de rositas (ni se ha despedido) y al llegar a Manchester va y dice: “La oportunidad de trabajar con Guardiola es irrenunciable”. Para que se entere Luis Enrique, que ha ganado 8 de 10. No, perdona, lo que era irrenunciable era tu ficha, querido. Al final, estos millonarios trabajan donde quieren. Se rebelan (a escondidas) y se van. Puros mercenarios. Así llegará Paco Alcácer tras pelearse con el Valencia.