Braithwaite, un lampista sin sustituto

Leo Messi y Braithwaite, celebrando un gol

Leo Messi y Braithwaite, celebrando un gol

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Braithwaite llegó del Leganés y fue caro, carísimo. No tiene la calidad que se le supone a quien luce el dorsal con el número nueve en el Barça, pero es el único delantero centro puro que tiene el equipo. Ni Dembélé ni Griezmann tienen las características que se le pide a un delantero centro (cualquier manitas puede solucionar un problema menor con el grifo del baño, pero si hay que hacer la instalación, mejor llamar a un lampista). El despido de Suárez dejó huérfana una de las zonas en las que en el Barça debería cocerse todo y a Koeman no le trajeron el recambio que había pedido, así que ha ido probando piezas para ver si alguna encajaba. Lo han hecho a medias, de forma irregular, hasta que la maquinaria no ha aguantado los grandes esfuerzos (una tuerca del 7 o del 11 no encaja en un agujero hecho para una del 9).

Ronald ha probado distintos sistemas, pero solo uno no requiere un punta de referencia, precisamente el que menos le gusta:_el 4-3-3. El resto de dibujos pide a gritos un delantero centro que complete la ecuación. Y ahí está Martin, esperando sin hacer ruido, entrenándose como un profesional, consciente de que no es la reencarnación de Romario ni de Van Basten, pero dignificando un oficio que ningún otro compañero en el Camp Nou es capaz de dignificar como él lo hace. Suyo fue el gol en la prórroga que dio la clasificación del Barça para la final de Copa y fue suyo porque estaba donde debía estar, algo que no se aprende. Se tiene o no se tiene. Si Koeman sigue apostando por sistemas que requieren a un lampista, que se olvide de informáticos o de paletas porque, como pasó en el clásico, para arreglar una chapuza no queda otro remedio que llamar a un especialista. Aunque no sea el mejor del mercado.