Bochorno y ridículo en Tarragona: ejemplo de lo que nunca debe suceder

Tarracvs fue la mascota de los Juegos del Mediterráneo de Tarragona

Tarracvs fue la mascota de los Juegos del Mediterráneo de Tarragona / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

Cuando llevamos ya una semana de unos presuntos Juegos del Mediterráneo en Tarragona, ya puede decirse que lo que ya es un fracaso organizativo sin precedentes va camino de convertirse en un ridículo que dañe la imagen de Tarragona, ciudad abierta y capital cultural que no se merece un despropósito de estas dimensiones. El cúmulo de calamidades es enorme, pero en el podio destacan árbitros que no cobran, gradas vacías (cuando se había dicho que estaban todas vendidas) y, en el colmo de los colmos, una estrella mundial como Mireia Belmonte teniendo que entregar ella misma las medallas por ausencia del personal calificado.

Solo nos falta ver deportistas compitiendo solos y autogestionándose, como si fuera el recreo del colegio. Hay que recordar ahora que estos juegos se aplazaron un año por incapacidad presupuestaria, síntoma de que en realidad ya no importaban a casi nadie. La guinda ha sido celebrarlos coincidiendo exactamente con un Mundial de fútbol, acontecimiento contra el que es imposible competir, sin ninguna campaña de comunicación a la altura de lo que se pretendía y sin que ni siquiera se enterase la ciudad que los alberga. El resultado es que se ha destinado mucho dinero público (30 millones la Generalitat, 12 el Gobierno central) a un evento sin ningún interés deportivo, con escaso público, sin trascendencia internacional y que encima perjudica a la proyección de Tarragona.

La nefasta experiencia de estos Juegos del Mediterráneo debe servir, al menos, para aprender lecciones de cara al futuro. En este contexto, hace un par de días se dio otro espaldarazo institucional a la candidatura Barcelona-Pirineus para los Juegos Olímpicos de invierno. Es todavía un proyecto incipiente, pero con capacidad para ilusionar y volver a aglutinar a todas las administraciones, como ya sucedió en Barcelona ’92. Que al menos la experiencia de Tarragona sirva para este reto olímpico, ni que sea para saber lo que no debe repetirse jamás. Si se emprende algo, al menos que se haga con seriedad.

INYECCIÓN DE AUTOESTIMA BLAUGRANA. Un gran gol de Paulinho tras un pase magistral de Coutinho sirvió para confirmar que este mundial, de momento, tiene color blaugrana. Han marcado Messi, Coutinho, Paulinho, Luis Suárez, Rakitic y Mina y han sido MVP Luis Suárez, Coutinho, Messi y Paulinho. Sin duda, el Barça recibe de momento una inyección de autoestima con la gran actuación de sus futbolistas. Nada mejor que el escaparate de una cita mundialista para que suban el valor de los activos. Las buenas sensaciones deben confirmarse ahora en la fase de eliminatorias.