Blanqueando a Bartomeu

Piqué Bartomeu

Piqué Bartomeu

David Bernabeu

David Bernabeu

No queda mucho por decir del legado de Josep Maria Bartomeu. Tras el triplete que le allanó el camino hacia el palco, el fracaso fue irrefutable. Por la inexistencia de un proyecto deportivo claro, por el consiguiente impacto negativo de sus decisiones en los balances y por la manera en que los futbolistas le zarandearon sin remisión. Estos días, las filtraciones de distintos e-mails han agitado el debate acerca de las vacas sagradas.

Por cómo apretaron a la institución, cómo se extralimitaron a veces en sus funciones o, por supuesto, por el pésimo rendimiento que perpetraron en el último tramo pese a cobrar como nadie en Europa.

Verdades que no deben esconderse pero tampoco ser utilizadas para blanquear un mandato que comprometió al club por el miedo y la nula autoridad con la que Barto despachó en el vestuario. Bartomeu dilapidó la cláusula Neymar y quemó 700 millones con Dembélé, Coutinho y Griezmann entre traspasos, sueldos y amortizaciones. No marcaron una diferencia.

Tras renovar al mejor de la historia -lo único entendible por lo mucho que generaba el argentino-, se dedicó a extender cheques en blanco de larga duración a treintañeros que vieron en el contrato de Leo un filón para ganar cada vez más en pleno ocaso de sus carreras.

¿Cómo ganar lo que Messi sin ser Messi? Permitió y firmó acuerdos casi indefendibles, lejos de lo recomendable en una política deportiva seria y convertidos hoy en un muro para el fairplay. El proverbio dice... “la primera vez que me engañes será culpa tuya. La segunda, será mía”. Y la tercera, y la cuarta, y la quinta... Eso le ocurrió a Bartomeu. El 2-8 fue el epílogo de su descontrol. Consintió un desmán que se lo llevó a él y casi se lleva al Barça. Es importante no dejarse confundir.