Bienvenidos a la nueva normalidad

Imagen de una acción durante el Clásico

Imagen de una acción durante el Clásico / AFP

Danae Boronat

Danae Boronat

El aficionado del Barça se tiene que haber acostumbrado ya a perder contra el Madrid. Y ante el PSG. Y ante el Bayern. Y ante el Liverpool. También ante el Atlético de Madrid. Hace años que sucede. El Barça no es capaz de competir con los mejores clubes de las grandes ligas. Lo que con Valverde o Setién sucedía puntualmente con Koeman se ha convertido en ordinario.

En la nueva normalidad también se asume que cualquier plantilla bien trabajada de la liga puede pasar por encima de los azulgrana. En estos momentos la Real Sociedad, el Sevilla, el Betis, Osasuna o el Athletic están mejor posicionados. La diferencia sustancial con el Barça reside en el banquillo. Alguacil, Lopetegui, Pellegrini, Arrasate o Marcelino lideran un proyecto, han construido equipos reconocibles, con el sello de identidad del entrenador. Todos con menor presupuesto que Koeman. Igual que el rival de hoy, el Rayo Vallecano de Andoni Iraola, que juega con un estilo muy definido de fútbol de ataque o como el RCD Espanyol, con un Vicente Moreno que exprime a los talentosos jóvenes y hace brillar a los líderes del vestuario.

Pero los culers deben estar tranquilos: “Estamos más cerca de ganar un partido grande” aseveró sin ruborizarse Koeman tras la nueva derrota ante los blancos. ¿Más cerca, qué significa? Que después de caer en los últimos tres enfrentamientos con el eterno rival en el cuarto va a ser distinto? ¿Jugar bien media hora le hace pensar que le podrá competir al Bayern? Habría que hacer un ejercicio de fe como el que hace en la canción C.Tangana que pasa de ateo a creyente por el milagro llamado Nathy Peluso. Carles Puyol, siempre positivo, decía el lunes “hay tiempo de darle la vuelta a la situación”, pero ¿de cuánto tiempo dispone el Barça para no dar por perdida la temporada? Los teóricos competidores por el título, Madrid y Atlético, no están protagonizando un inicio impecable y eso contribuirá a que se mantenga la calma.

Tras el seis de nueve ante Valencia, Dinamo de Kiev y Real Madrid todo sigue igual porque se ha salvado la papeleta. La exigencia está bajo mínimos. “No tenemos los jugadores del nivel y la pegada que teníamos” insiste Ramon Planas por si alguien acaba de bajar de otro planeta. Se da por bueno perder por la mínima y disparar dos veces a puerta. Abundan las excusas que llevan al conformismo y este irremediablemente a la mediocridad. En la nueva normalidad Laporta puede anunciar las veces que quiera que sabe cómo arreglar esto, mientras tanto, surgen los complejos y la frustración y crece a toda prisa la desafección.