El Bayern debe ser el reflejo

El Bayern celebra el Mundial de Clubes

El Bayern celebra el Mundial de Clubes / EFE

Bojan Krkic

Bojan Krkic

El Barça ya no es único, desde hace unos días le toca compartir su mayor gesta. El Bayern Múnich consiguió alzarse con el Mundial de Clubes y, con él, conquistó su sexto título, algo que hasta el momento solo había logrado el equipo culé en toda la historia. Atrás quedan esos años en los que el FC Barcelona arrollaba con una facilidad pasmosa, ahora los que se imponen por Europa y el mundo son los jugadores bávaros y, la verdad, no me extraña en absoluto. No queda otra que reconocer el trabajo constante que los alemanes vienen haciendo todos estos años: siempre apostando por el criterio, el sentido común, la estabilidad y la identidad. Ingredientes que les han hecho campeones y les han convertido en la envidia del fútbol internacional. Decía Johan Cruyff que algo que había hecho muy bien el club teutón era no copiar a nadie sino mirarse a ellos mismos, determinar sus habilidades y mejorar sus defectos.

No puedo estar más de acuerdo, puesto que todas esas cosas -y algunas más- las han sabido llevar a cabo magistralmente. Otro aspecto que me gusta mucho de ellos es su mentalidad autocrítica, el no perder de vista que para conseguir el éxito es fundamental aceptar el fracaso. Tampoco ahí han errado el tiro los muniqueses. Aceptaron cuando el Borussia les ganaba o cuando, en Champions, no les daba para competir entre los mejores. Querían levantarse, pero lo más importante es que sabían cómo hacerlo porque siempre han tenido una hoja de ruta en mente. No se han esperado a ver qué pasaba para tomar decisiones y, quizás por ello, en sus resultados no se haya visto una curva extrema, sino que siempre ha habido una especie de serena estabilidad. De hecho, tiene mucho mérito que no se hayan visto gravemente afectados por salidas o transiciones generacionales importantes. Por ejemplo, se fue Lahm y ya tenían a Kimmich en la recámara. Siempre con un plan, siempre con una estrategia para no permitir que las circunstancias les pillaran a contrapié. Otro dato más a tener en cuenta, ¿cuántos jugadores distintos ha tenido el Bayern?

Es un vestuario que ha sufrido muy pocos cambios, no se ha caracterizado por fichar y vender indiscriminadamente, sino que ha logrado crear un bloque unido, donde todos hablan el mismo idioma futbolístico. Sin embargo, nada de eso ha sido capaz de hacer el Barça últimamente. Quizás ha faltado humildad, introspección, autoevaluación. Se pensaba que éramos tan grandes que no se podía perder y ese es un camino muy peligroso.

Por eso no puedo evitar sentir cierta envidia al ver cómo el Bayern funciona de manera tan sensata. Sin incendios, respetando las jerarquías, manteniendo los valores del club… Y me pregunto si no debe ser ese el espejo en el que debe mirarse el Barça. Captar jugadores importantes, fichar entrenadores que conozcan la idiosincrasia del club, dar importancia al producto local. El Barça debe coger esas ideas y hacerlas suyas porque, no nos engañemos, para ser grandes no hace falta cambiarlo todo, sino hacer cosas con sentido. Aceptación y una dirección bien marcada en el horizonte. Así se hace no solo un equipo, sino también un club.