SOBRE EL TERRENO

Bayern y Borussia levantan un monumento al fútbol

Emilio Pérez de Rozas

EN LAS FACULTADES de Periodismo, los profesores, muchos de los cuales no son periodistas, advierten a los estudiantes, con pésimo tono, que los informadores deportivos utilizan “en exceso y mal” la terminología de guerra para describir lo que ocurre en el deporte. Estoy convencido, bueno, seguro, que el 90% de los profesores de Periodismo no vio ayer la final de la Champions. No les aporta nada, pensarían. Y, por tanto, tampoco vieron el prolegómeno del partido, en el que se escenificó una graciosa batalla entre las dos aficiones.

Fue, por supuesto, una manera de teatralizar lo que vendría después. Era, por descontado, una forma, como otra cualquiera, de entretener a las aficiones del Bayern Munich y Borussia Dortmund antes de que se subiese el telón verde de Wembley y, ¡vaya por Dios!, los dos contendientes protagonizasen, en efecto, la más bella de las batallas, donde los corazones eran los tanques y las piernas sus cañones.

Lo que anoche se vio en Wembley fue una de esas maravillas que, a veces, nos ofrece el fútbol. No importa quién ganó. Venció el fútbol. Triunfó Alemania. Pudieron, debieron, salir a hombros todos, todos. Fue tan grande que, sin sentir pasión por ninguno de los dos finalistas, uno lo único que puede hacer es agradecerles a todos ellos, a todos, lo inmensos que estuvieron. Todos se comportaron como jabatos. Fueron osados. Fueron valientes. Fueron atrevidos. Fueron futbolistas. Fueron honrados. Y profesionales. Estuvieron inmensos.

Y, al final, Arjen Robben, que había fallado tres en la primera parte y regalado el primer gol a Mandzukic, se encontró, en el minuto 90 (así de grande fue la final), delante de Weidenfeller. Y, tal vez, quién sabe, recordó el minuto 61 y 23 segundos de la final del Mundial, cuando se presentó ante Iker Casillas. Y falló. O acertó 'el santo'. El fútbol le debía una a Robben. Y anoche se la cobró a lo grande. Marcó y le dio la Champions al Bayern. Y, sí, ganó el Bayern. Eso se sabía antes de empezar. La batalla. Gracias gladiadores.