Bartomeu prepara cambios

Bartomeu, durante su intervención en el 38º Congreso Mundial de Peñas del FC Barcelona

Bartomeu, durante su intervención en el 38º Congreso Mundial de Peñas del FC Barcelona / JOAN MONFORT

Joan Vehils

Joan Vehils

Bartomeu está en marcha. Ni está contento con el trabajo de sus ejecutivos ni está conforme con la actitud de alguno de sus directivos. De hecho, le gustaría renovar a su junta pero esa asignación no depende del presidente. Si no dimiten, no puede echarlos. Los estatutos lo impiden. Respecto a sus cuatro hombres fuertes, los vicepresidentes, sabe que los jugadores, con Messi a la cabeza, no pueden ni ver al responsable deportivo, Jordi Mestre. Eso, y la célebre frase del 200% le han dejado sentenciado; por su parte, Manel Arroyo ha dado un paso atrás y ya no le une esa complicidad de hace unos meses, a Jordi Cardoner lo respeta pero sabe que su principal obsesión es ser presidente y eso, a menudo, le incomoda. Finalmente, a quien más escucha es a Carles Vilarrubí. Seguramente, porque dicen que es de los pocos que le dice las cosas que piensa a la cara. 

Del resto, este verano ha mantenido mucho contacto con Javier Bordas. El directivo del área deportiva ha sido determinante en la contratación de alguno de los fichajes. Desde el club, ya hay quien apunta que Bordas podría ser el sustituto de Mestre en la vicepresidencia deportiva. Es verdad que Bartomeu también valora el trabajo de Joan Bladé, Pau Vilanova, Josep Ramon Vidal-Abarca y otros miembros de la junta pero está descontento con alguna de las últimas incorporaciones. Eso sí, sus primeros contactos para incorporar a nuevos directivos no han resultado fructuosos. La prueba es que el propio Bartomeu todavía ejerce de vicepresidente económico. Desde la salida de Susana Monje, no ha encontrado un sustituto. Hace unos años, la gente pagaba para ser directivo del Barça. Ahora, ni cobrando.

¿conspiración política?

La amistad del president de la Generalitat, Carles Puigdemont, con el expresidente del Barça, Joan Laporta está dando mucho que hablar estos días en Can Barça. Personas próximas a Bartomeu piensan que Puigdemont ayudará a Laporta a recuperar la presidencia porque quieren que el Barça se posicione de manera mucho más firme sobre el independentismo y, en eso, Laporta es una garantía. Un rumor que se va extendiendo entre esos directivos que empiezan a ver más enemigos de los que tienen. Sin embargo, fuentes cercanas a Puigdemont aseguran que el President ya tiene suficientes frentes abiertos como para entrar ahora en el ámbito blaugrana. De hecho, este mes de agosto, Puigdemont y Laporta coincidieron en casa de la periodista, Pilar Rahola, en Cadaqués, pero no hablaron ni una palabra del Barça. Es cierto que entre ambos existe amistad pero de eso a estar organizando una conspi-ración para desbancar a Bartomeu, me temo que hay un mundo. Otro de los personajes que preocupa al entorno de la junta es Jaume Roures, el propietario de Mediapro. Su litigio contra Rosell, su amistad con los Cruyff y Laporta, su vinculación con el City y su poder empresarial tampoco acaba de asimilarse entre los fieles a Bartomeu.

¿conspiración periodística?

La ruptura con TV3 a raíz de las informaciones de la televisión autonómica respecto al ‘Seient lliure’ abrieron un conflicto sin pre-cedentes. Nunca antes las relaciones entre el Barça y TV3 habían sido tan distantes y conflictivas. Desde la televisión afirman que la ruptura fue consecuencia de una serie de incumplimientos por parte del club pero desde el Barça hay quien piensa que existe otra conspiración dirigida por Vicent Sanchís, director del ente público y persona también cercana a Laporta. De hecho, Sanchís, que ocupó el cargo de director de Barça TV en tiempos de Laporta, siempre fue crítico con la directiva de Rosell y Bartomeu. Sin duda, para el Barça no es lo mismo tener a TV3 y a Catalunya Ràdio en contra que disponer de una cierta complicidad con los medios públicos catalanes. Quizá por eso, esta misma semana han intentado acercar posiciones...

futuro incierto

Por muchos problemas judiciales que tenga en su armario, Bartomeu sabe que si los resultados deportivos son buenos, salvará su cabeza. Por eso hasta última hora se intentó gasta lo que no está escrito. No obstante, el presidente debería reflexionar sobre la pérdida continuada de apoyos mediáticos, de personajes relevantes de la sociedad civil catalana y del aficionado en ge-neral. Sin duda, algo ha hecho mal. Bartomeu ganó holgadamente las elecciones por el triplete, porque los rivales no dieron la talla y porque su manera de ser transmitía confianza. Sin embargo, algo está pasando cuando en plena presentación de Dembélé, los aficionados gritaron: ¡Bartomeu dimisión!

Los suyos pueden seguir argumentando que no hay nada que hacer y que todo responde a una conspiración político-periodística o bien afrontar el problema de raíz. Si hacen lo primero, quizá algún día no muy lejano, veamos a Bartomeu salir en globo. Si optan por la segunda opción, quizá salga adelante. No lo tiene fácil pero tampoco imposible. Si entra la pelota, reconocen los errores, realiza cambios y Bartomeu vuelve a ser el Bartomeu de sus primeros años quizá se produzca el milagro y pueda terminar su mandato. No lo tiene fácil.