Bartomeu, Laporta y la guerra de nunca acabar

Josep Maria Bartomeu, expresidente del FC Barcelona

Josep Maria Bartomeu, expresidente del FC Barcelona / AFP

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Koeman se enfrenta a un reto descomunal: construir un equipo campeón sin Messi. Y, además, debe hacerlo con fichajes ‘low cost’. Recuperar la ilusión, de esta forma, resulta tremendamente complejo. Pero es el mandato que el técnico holandés tiene del presidente Laporta: hay que ganar y jugar bien. La experiencia y el temple de Koeman deben servirle para afrontar esta temporada con serenidad a pesar de las terribles exigencias. La coyuntura, una vez más, no le es favorable. El héroe de Wembley ha aterrizado en el banquillo del Camp Nou en el peor momento posible. La pasada temporada le tocó gestionar la dimisión de Bartomeu y el vacío de poder en plena pandemia. Esta campaña la marcha precipitada e inesperada de Messi le ha puesto las cosas todavía más difíciles. Son tiempos convulsos en el Barça, un club que se ha acostumbrado a vivir entre sobresaltos. Y Koeman debe fabricar su nuevo proyecto en estas circunstancias totalmente adversas. El técnico holandés lo tiene claro: hay que “cerrar el libro de Messi” cuanto antes. Si no nos olvidamos del pasado no podremos avanzar hacia el futuro. Algo que, curiosamente, los dirigentes del club (los anteriores y los actuales) no parecen compartir.

Porque ayer, en una larga (cinco folios) y durísima carta, el expresidente Josep Maria Bartomeu defendió su gestión al frente del club y arremetió contra su sucesor, Joan Laporta, al que acusó de manipulación e inacción. Vuelve la guerra. La eterna guerra entre los dos bandos del barcelonismo. Laporta ha puesto en los últimas días a Bartomeu a los pies de los caballos, culpándole de la marcha de Messi debido a la nefasta herencia recibida. Y ahora Bartomeu, que se ha sentido señalado y humillado, saca toda la artillería para rebatir a Laporta. Los incondicionales de uno y otro ya están afilando las hachas… Bartomeu, lógicamente, tiene todo el derecho del mundo a proteger su honorabilidad ante los ataques de Laporta. Pero el tono agrio de la misiva es la clara demostración de que el odio que ambos se profesan no va a acabar nunca. Nunca... Y eso no ayuda a la reconstrucción del Barça.