Bartomeu es el escudo

Bartomeu, durante la entrevista con SPORT

Bartomeu, durante la entrevista con SPORT / VALENTÍ ENRICH.

Ernest Folch

Ernest Folch

Si usted tiene un problema, mire a Bartomeu. Es difícil imaginar alguien más tranquilo e impertérrito ante la adversidad. En plenas turbulencias, después del ‘veranus horribilis’ blaugrana, el presidente del Barça se sometió ayer a una gran cascada de preguntas y repreguntas sin que le temblara el pulso. Su calma sirve para templar, para reconducir y para evitar ahondar en la herida, pero tiene un límite: no puede por sí sola tapar las múltiples grietas de su discurso y del mensaje del club en general. Al igual que habían hecho Albert Soler y Robert Fernández, nos dejó claro que las reglas del juego han cambiado, pero no explicó por qué el club ha reaccionado tan tarde y se le ha echado el tiempo encima. Nos dijo que el PSG es la nueva amenaza, pero no supo explicar por qué el Barça fue a ficharle a este nuevo adversario un jugador a pocas horas de que terminara el plazo. Y explicó que el padre de Messi ya había firmado, pero no se entendió por qué no se había encontrado agenda para un acto protocolario tan sencillo.

Quizás esto es lo que explica que en el mensaje del presidente aparezca por primera vez la autocrítica de una manera innegable, tanto respecto al ‘caso Neymar’ como respecto al mercado de fichajes. Bartomeu reconoce que Neymar los engañó, algo que equivale a admitir que no se enteraron de qué iba la película hasta demasiado tarde, y admite que no han salido todos los jugadores que deberían, una bofetada para el actual organigrama deportivo. Del discurso del presidente se extraen dos conclusiones evidentes. La primera es que rodarán cabezas inevitablemente y se señalará a los responsables. La segunda es que con los jugadores protegidos, la estructura a punto de sufrir cambios y un nuevo entrenador al que de momento no se puede culpar de nada, Bartomeu es ahora el escudo. Aunque viendo su pasmosa serenidad, nadie lo diría.