'Barto' y Valverde, unidos para siempre

Ernesto Valverde ha firmado el contrato que le ligará con el Barcelona por una temporada más

Ernesto Valverde ha firmado el contrato que le ligará con el Barcelona por una temporada más / FC Barcelona

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

La cita fue en la fábrica Damm, uno de los lugares más acogedores de Barcelona y, desde luego, uno de los sitios donde los anfitriones te hacen sentirte como en casa. No por la cerveza, que también; no porque sea con o sin, que también, sino porque son gente que disfruta ayudándote a hacer las cosas como Dios manda y, sobre todo, porque es gente a la que le encanta participar de las buenas acciones.

Y ésta, como cada año, sí, cierto, y como muchas otras que protagoniza la gente buena de Barcelona, tenía, tal vez, un puntito más duro, más doloroso, pues se trataba de ayudar a los compañeros de Òscar Camps, ese caballero al que jamás estaremos lo suficientemente agradecidos todos, todos, porque intente limpiar nuestras conciencias jugándose la vida en alta mar con Open Arms, salvando miles y miles de vidas de africanos que naufragan por intentar conseguir una vida mejor.

Nos habíamos unido allí para entregarle a Òscar un pequeño talón de 47.575 euros, poca cosa para alguien que necesita muchos miles y, sobre todo, que precisa de otro barco, de una embarcación nueva, que cuesta 600.000 o 700.000 euros. “Ya solo nos faltan 650.000”, dijo Òscar, con la cara seria pero muy, muy, muy agradecido de que nuestro libro solidario del pasado año les haya proporcionado este dinerito.

Y, sí, Òscar Camps también le dio las gracias a Ernesto Valverde, que ejerció de padrino de nuestro ‘Relatos solidarios’, engañado, fijo, lo reconoció el propio dirigente de Open Arms, para una buena causa, una causa que pone la piel de gallina porque no tiene sentido que, en pleno siglo XXI, en el 2019, alguien, ajeno a todos, se juegue la vida por salvar almas, mientras los gobiernos, italiano y español, da igual, no cesan de poner palos en las ruedas del barco de Open Arms, inamovible en el puerto de Barcelona.

Estoy seguro que Valverde pensaba en todo eso mientras asistía al acto. El ‘Txingurri’ ya sabía que, horas después, tras haber driblado a decenas de periodistas que hubiésemos acogido la noticia con agrado (bueno, no sé si todos, no sé), el Barça iba a anunciar su renovación. Fijo que, dada la temática, a Valverde no le importaba demasiado el tema de su renovación sino cómo podía seguir ayudando a Open Arms.

En ese sentido, siempre he tenido la impresión, siempre, de que Valverde conectó desde el primer día con Josep María Bartomeu porque ninguno de los dos convierte el fútbol en algo de vida o muerte. No estoy diciendo, ¡Dios me libre!, que presidente y técnico pasan de todo; no, no, estoy, simplemente, considerando la posibilidad de que el enorme distanciamiento que ‘Barto’ y ‘Txingurri’ guardan con la locura que envuelve al fútbol y que ambos consideran excesiva, absurda e inapropiada, les mantiene con la cabeza fría hasta el extremo, mira, de que días antes de empezar uno de los periplos que puede decidir el destino, triunfal o no, de su Barça, deciden firmar la renovación nacida, como ellos mismos han reiterado, una y otra vez, de la “buena sintonía que existe entre nosotros”.

Pero, repito, esa buena sintonía es fruto de la sensatez, de la cordura, del sentido común y no de la locura repentina. Ayer, sin ir más lejos, muchos de los periodistas presentes en la sala de prensa de la ‘Joan Gamper’ consideraban un disparate (y ninguno de ellos lo ocultó, comentándolo en voz alta) que el Barça renovase a Valverde cuando (este año) aún no ha ganado ningún título. Lo que para mí es un elogio, para casi todos ellos era un disparate.

Es más, ante la sorpresa del propio ‘Txingurri’, que no podía entender cómo le podían hacer esa pregunta el día que renueva, un periodista le preguntó qué actitud adoptaría “en caso de que no gane ningún título”. ¿Actitud? ¿Él? ¿Valverde? Perdón, ¿me está usted sugiriendo que debería dimitir de inmediato? Pues sí, le estaba pidiendo eso porque, una vez concluida la conferencia, el mismo periodista, atendiendo a una televisión que le entrevistó, dijo que “lo que hoy han anunciado aquí, la renovación de Ernesto Valverde, será papel mojado, no servirá de nada, si no gana los títulos que debe ganar, pues será despedido”.

Esa es, perdón, la locura del fútbol (y parte de los medios de comunicación) de la que Valverde trata de huir sin conseguirlo del todo. Y ése es, probablemente, el único motivo (“no, no, no hubo nada que me hiciese pensar que no quería seguir, pues me siento querido y reconocido por el club, mis jugadores, los aficionados y los barceloneses”, señaló el ‘Txingurri’), que le hizo meditar si merece o no la pena seguir sentado en el banquillo del Camp Nou.