El FC Barcelona es de todos, no lo utilicen

Josep Maria Bartomeu, en una foto de archivo

Josep Maria Bartomeu, en una foto de archivo / sport

Toni Frieros

Toni Frieros

Lo he dicho y lo he escrito muchas veces: el FC Barcelona, el Barça, no es propiedad sentimental única y exclusivamente de su masa social. Es de todos aquellos que quieren al club, que vibran con sus triunfos y se enfadan con sus derrotas, que lo sienten como algo suyo. Ser socio es, en muchos casos, una oportunidad, ya sea de cercanía o de poder adquisitivo. Hay mucha gente que quiere al Barça y vive a miles de kilómetros. Y otros que, aún estando cerca del Camp Nou, no pueden permitirse el lujo de pagar un carnet o un abono.

El Barça iguala a ricos y pobres, de diferentes razas y también de distintas ideologías y credo religioso. Repito, los representa a todos. Por eso aplaudo la ecuanimidad, neutralidad y pulcritud que está manteniedo el club en los difíciles momentos que estamos viviendo. El FC Barcelona no debe ni puede ir más allá de pedir diálogo, democracia, respeto a los derechos humanos, libertad de expresión y el derecho a decidir de las personas. Que sea la institución deportiva más importante de Catalunya no quiere decir que sea la más representativa. Catalunya tiene su propio Parlament para ejercer esa función. Por eso, pedirle al FC Barcelona que vaya más allá es tremendamente injusto. No puede ni debe hacerlo porque no le corresponde ese papel. Políticamente debe ser aséptico y si debe utilizar su fuerza social, colectiva y global es solo y precisamente para expandir por el mundo todos los valores que atesora. 

En los últimos días y horas estamos asistiendo a una catarata inacabable de opiniones y comentarios que nos aleja de la realidad y del papel que le corresponde a la entidad azulgrana. Desde luego no está en sus manos decidir el futuro de Catalunya. Estamos viviendo un momento complejo, difícil e histórico. Y nadie debe usar al FC Barcelona en beneficio propio. Es de todos.