El Barça vuelve a los orígenes

FC Barcelona 4- Valencia CF 2

FC Barcelona 4- Valencia CF 2 / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

El Barça sigue vivo, pero a este ritmo más de un marcapasos culé corre peligro de colapsarse. Porque se confirma que el nuevo Barça que emergió tras la debacle de París es un equipo tan peligroso para los contrarios como para si mismo. El famoso 3-4-3- ha devuelto control al equipo, ha juntado las líneas, ha permitido volver a presionar a los equipos contrarios y el resultado es un juego más alegre, vistoso y dinámico. Pero al mismo tiempo ha hecho al equipo más vulnerable, y ha perdido gran parte de la consistencia defensiva que fue una marca de las dos primeras temporadas de Luis Enrique al frente del equipo.

El equipo blaugrana da sensación de derritirse a cada arreón del rival, y ayer en el Camp Nou no podía atajar al Valencia ni siquiera con un hombre más. A esta sensación de fragilidad se le une una inseguridad añadida en las jugadas a balón parado, en las que el equipo parece haber desaprendido todo lo que había adquirido en los últimos años. El retrato robot de los últimos goles encajados es siempre el mismo: centro a balón parado y remate de cabeza a placer. Sucedió en la derrota de Riazor y se repitió ayer contra el Valencia, en el gol de Mandala, que no encontró ninguna oposición de la defensa en su espectacular testarazo.

Ahora bien, de la misma manera que hay que señalar que el equipo tiene lagunas en defensa, es indudable que ha ganado en poder ofensivo, y si bien pudo encajar algún gol más incluso contra diez, es igual de cierto que podría haber terminado el partido con 6 o 7 goles a favor. Y es que el nuevo sistema sigue sacando el máximo rendimiento de Suárez y Messi, en racha goleadora, pero ha ayudado a realzar todavía más el talento de Neymar, que coronó otra gran actuación. El brasileño está en un momento celestial, y todo lo que toca lo convierte en oro: ayer no marcó, pero su contribución ofensiva fue tan descomunal que su sequía se convierte en una mera anécdota.

Lo curioso es que la nueva cara del Barça, más ofensivo y más inseguro, parece por momentos un homenaje al primer Cruyff que jugaba con este mismo sistema, y que al igual que ahora, le aseguraba un gran caudal ofensivo al mismo tiempo que le provocaba angustias catrdíacas en defensa.

No sabemos si es provisional o definitivo, pero el electroshock que provocó la derrota en el Parque de los Príncipes ha permitido cerrar el círculo. El Barça vuelve a los orígenes. Y como si la máquina del tiempo nos hubiera transportado otra vez a aquellas montañas rusas, volvemos a disfrutar y sufrir a partes iguales.