Cuando el resultado es lo mejor

Messi abrió el marcador nada más iniciarse el partido

Messi abrió el marcador nada más iniciarse el partido / EFE

Lluís Mascaró

El Barça sigue creciendo a ritmo de victorias. Ya son seis consecutivas. Cuatro de Liga y dos de Champions. Algunas más complicadas que otras. Como la de este miércoles en el campo del Slavia de Praga. Pero para un equipo en construcción, que hace un mes había entrado en una durísima crisis futbolística y psicológica, ganar lo es todo. Aunque sea sufriendo. En Praga, el resultado fue lo mejor. De momento, con eso basta...

El equipo de Valverde, que el pasado sábado se puso líder en la Liga, se ha encaramado también a la cabeza de su grupo de la Champions con el triunfo en el Eden Arena. Un triunfo complicado. Muy complicado. A pesar de que Messi abrió el marcador en el primer suspiro. La presión del equipo checo provocó el descontrol en un Barça que se fue desdibujando por momentos.

El Slavia empató al inicio de la segunda parte, pero afortunadamente un Luis Suárez en estado de gracia logró el gol del triunfo. Bueno, medio gol, porque la UEFA se lo dio a Olayinka en propia puerta. Estadísticamente, sigue la mala racha del uruguayo fuera de casa en la Champions. Pero moralmente, Suárez vuelve a estar en un momento dulce: ocho goles (bueno, siete y medio) contemplan su resurrección.

Al Barça le falta todavía mucho camino por recorrer. Aunque mientras siga haciendo este camino a base de victorias, todo será más fácil. Pero sin relajarse. Cualquier equipo con intensidad y criterio, como el Slavia, puede poner a los blaugranas en un serio aprieto.