Un Barça renqueante

Nosotros los culés siempre hemos pecado de pesimistas

Jordi Alba es imprescindible para Ernesto Valverde en el lateral izquierdo y espera su recuperación

Jordi Alba es imprescindible para Ernesto Valverde en el lateral izquierdo y espera su recuperación / JAVI FERRÁNDIZ

Mikel Lejarza

Nosotros los culés siempre hemos pecado de pesimistas y, aunque la era Messi nos ha curado en parte la enfermedad, los síntomas vuelven a la primera ocasión porque forman parte esencial de nuestra manera de entender el fútbol. Primeros en la Liga y en el grupo de la Champions más difícil; con Messi en perfecto estado de forma y motivado tras recibir su merecidísimo sexto Balón de Oro, sin embargo la temporada está dejando sospechas alarmantes de final de ciclo y escasos motivos para la esperanza, salvo Ansu Fati. Por lo demás, los problemas continúan.

Porque tenemos un portero extraordinario, pero en defensa seguimos sin laterales de garantías. En la derecha porque Sergi Roberto no es lateral y en la izquierda porque Alba se antoja imprescindible visto lo poco que da de sí Junior. Piqué y Lenglet cumplen, pero ni Umtiti ni Todibo parecen recambios solventes. En el centro del campo, Busquets sigue sobrado de inteligencia, pero el tiempo y tantas temporadas al máximo le muestran cada vez más justo de físico. Arthur parece jugador limitado en cuanto a gol y rara vez se impone con solvencia a los contrarios de nivel. Vidal y Rakitic son dos excelentes suplentes y De Jong empieza a estar mareado de tanto cambio posicional. Cuando se compara esta zona del equipo con la rapidez, fortaleza y energía de equipos como el Liverpool me temo que ahora mismo salimos perdiendo. Si nos falta algo, el mayor déficit del equipo es músculo en la sala de máquinas para imponernos a los equipos duros. Porque cuando nos encontramos con Henderson, Fabinho, Milner, Wijnaldum y compañía nos superan. Por ahí deben comenzar los refuerzos, porque arriba está Messi que es como jugar con tres jugadores más, aunque Suárez continue sin un suplente que le permita descansar; Griezmann es un bluf que ni regatea ni marca goles ni nada de nada y Dembélé morirá siendo eterna promesa.

Así que ahora que se acerca el clásico el miedo ha vuelto a aparecer. Porque el Madrid parece enchufado. Zidane ha dado con la tecla mientras que Valverde continúa dudando. El otro Valverde, el futbolista, es una apisonadora incansable y un jugador de los llamados a marcar una época. Benzema está en su mejor momento y hasta tienen a un joven Rodrygo que parece va para figura. Por lo que el equipo que este Barça renqueante se va a encontrar enfrente va a ser de esos que tan mal se nos dan y que mezclan calidad con poderio físico y actitud ganadora. Esperemos que Semedo y Alba vuelvan en forma, que Busquets imponga su fútbol al físico de Casemiro, que De Jong corra más y mejor que Valverde y que Griezmann haga algo más que esforzarse. Si eso fuera así, del resto se encarga Messi, pero él solo no podrá.

Si luego el Barça gana, todo seguirá igual a la espera de resolver los muchos casos pendientes de la plantilla, Todibo, Umtiti, Rakitic, Dembélé, Aleñá, Riqui. Si el Madrid se impone habrá Navidades calientes y se volverá a hablar de Neymar, aunque a este humilde aficionado la zona a reforzar le sigue pareciendo que son los centrocampistas. ¿Se acuerdan ustedes de Keita o Davids?