El Barça remonta otra vez porque Valverde recula

Valverde saluda a Garitano antes del partido en Anoeta

Valverde saluda a Garitano antes del partido en Anoeta / Valentí Enrich

Ernest Folch

Ernest Folch

El Barça salvó los muebles en Anoeta y logró reponerse con actitud y oficio de una de las peores primeras partes de la ‘era Valverde’, pero pese al éxito de los tres puntos el partido deja más de una sombra inquietante. El partido efectivo pero gris en Anoeta tiene dos historias radicalmente opuestas: una antes del minuto 56, cuando entró Busquets y se volvió al equipo de gala, y otra después. En la primera hora de partido, el Barça estuvo tan espeso que no chutó a puerta ni una sola vez, y combinó esta desidia con una evidente fragilidad defensiva, lastrado por la inoperancia de Semedo, que una vez más no aprovechó la oportunidad que se le dio. El Barça empezó el partido con dos novedades: la entrada de Semedo y de Rafinha por Busquets y Coutinho, que fijaron a Sergi Roberto en el medio y a Rakitic como medio centro. El resultado fue un inicio decepcionante, una primera parte en la que ni se atacó ni se defendió, y en la que el medio campo fue plano, con un desconcertante Rafinha, un jugador que el club intentaba vender deseperadamente hace solo quince días y para el que no debe ser fácil entender cuál es su rol ahora en este equipo. Sin embargo, Valverde supo recular, hizo los dos cambios de rigor (Coutinho y Busquets), recuperó el once de gala, y solo siete minutos después empató Suárez y tres minutos más tarde un participativo Dembélé anotó el gol de la victoria. Y cuando parecía que la victoria estaba asegurada, entró Arturo Vidal por Dembélé, y curiosamente lo que tenía que ser un cambio para asegurar el marcador, desestabilizó el juego y el equipo terminó pidiendo la hora. Sin duda hay que poner en valor que el Barça ha sido capaz de remontar un partido por segunda vez consecutiva y por tercera vez esta temporada, pero el partido de Anoeta confirma que quedan todavía muchas deficiencias por corregir: los rivales necesitan muy poco para marcar un gol y si ayer no se terminó en una hecatombe fue por las manos salvadoras de Ter Stegen, sin el once de gala al completo el rendimiento baja en picado y los fichajes, esta vez con Malcom lesionado y Arthur en casa, siguen teniendo un papel sorprendentemente residual. El equipo necesita urgentemente sumar victorias y generar confianza sin que sea necesario, como ayer, tener que recular y recurrir una vez más al once de gala.