El Barça se reivindica en pista del Khimki

Heurtel, en una acción del duelo en Moscú

Heurtel, en una acción del duelo en Moscú / EFE

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

Solidez

Una victoria que vale su peso en oro. La asignatura pendiente que arrastraba el Barça Lassa en los ultimos años parece que ya ha pasado a la historia. Estoy hablando de la dificultad que mostraban los blaugranas para ser sólidos y regulares lejos del Palau. ahora, tras los dos éxitos consecutivos en Estambul y Moscú, la sensación que transmite el equipo es bien diferente. Los jugadores de Pesic tienen la convicción de que pueden competir ante cualquier rival, y ello se refleja en la intensidad con la que afrontan los partidos europeos. Contra el Khimki los jugadores del Barça no sufrieron el vértigo a la victoria en un último cuarto que se puso muy peligroso. En ningún momento vimos a los de Pesic con miedo a tomar decisiones ni tampoco la pelota les quemo en las manos. Dominaron mentalmente a su rival y tuvieron casi siempre una ascendencia clara sobre el encuentro. El Barça empieza a encadenar éxitos consecutivos en la Euroliga. Una excelente noticia con vistas de cara al primer objetivo, que nos es otro que clasificarse entre los ocho primeros.

equilibrio

El Barça fue un conjunto mucho más equilibrado que el Khimki. Siempre puedes ganar un partido a base de triples, pero no es lo más sensato cuando el rival es de gran nivel. Es lo que le pasó al Khimki anoche. Lanzó el doble de triples que tiros de dos. Una barbaridad. En cambio, el Barça basó su éxito en un juego más compacto y con más jugadores que se mostraron determinantes. Tuvo un excelente balance entre los balones recuperados y perdidos, buenos porcentajes desde todas las posiciones, dominio reboteador y presencia tanto del juego interior como del exterior. Hasta cuatro jugadores anotaron más de diez puntos. Y esta vez Svetislav Pesic sí hizo un reparto más generoso de minutos entre sus hombres. No hay duda de que la imagen blaugrana sale reforzada de este encuentro en Moscú. También es verdad que aún hay mucho camino por recorrer. Pero a nadie se le escapa que este equipo tiene ambición europea. Ahora todavía le quedan dos encuentros seguidos a domicilio (Xalgiris y Panathinaikos). Pero en este momento los barcelonistas ya saben lo que es ganar en pistas complicadas.