El Barça se queda en casa

Laporta, proclamado presidente

Laporta, proclamado presidente / AFP

Ernest Folch

Ernest Folch

La injusta pero preceptiva condición de un aval estratosférico obligó a Joan Laporta a ganar una segunda noche electoral, de madrugada, en una notaría de Barcelona. Fue un final feliz, que permite respetar así los resultados democráticamente obtenidos en las urnas y porque una repetición electoral hubiera sido una tragedia de incalculables consecuencias. El angustiante episodio sugiere unas primeras conclusiones.

1. REVISIÓN A FONDO DE LOS AVALES

Laporta se ha empeñado en los últimos días en darle la razón a Víctor Font con una inevitable sensación de improvisación. Sin embargo, más allá de la falta de previsión, es una evidencia que encontrar 124 millones no es una tarea fácil, y menos con las exigencias actuales de los bancos. Estamos todos de acuerdo en que los directivos deben ofrecer unas garantías sobre su gestión pero poner el listón tan alto es una aberración, que además puede colisionar, como ha estado a punto de suceder, con la legítima voluntad de los socios. El Barça debería presionar a partir de ahora para rebajar esta exigencia de la ley y a continuación cambiar sus estatutos.

2. TRANSPARENCIA CON LOS AVALES

El foco mediático se ha puesto en los avales por primera vez en la historia. No sucedió ni en 2015 (porque Bartomeu no tenía que avalar), ni en 2010 ni en 2003 (porque ni las cantidades se podían comparar ni hubo ningún tipo de dificultad para conseguirlos). La ventaja es que ahora se han filtrado a tiempo real los nombres y cantidades de los avaladores. Ya pueden estar seguros que, a partir de ahora, y en todas las elecciones, la cuestión del aval dejará de ser un tema mediáticamente secundario. Que haya luz y taquígrafos sobre los avaladores dejará sin fuerza a todas las teorías de la conspiración.

3. EL BARÇA HUYE DEL CAPITAL DESCONOCIDO

Laporta había diseñado con Jaume Giró una estructura de avales en la que más de la mitad lo aportaban fondos de inversión extranjeros. La operación cayó principalmente porque los brutales intereses (alrededor del 7%) que pedían estos bancos foráneos eran inasumibles para la mayoría de los directivos. Esto obligó a Laporta a buscar un apoyo cercano y mucho más asequible, como el que han aportado José Elías y Jaume Roures. El cambio de Laporta ha servido para que las garantías del Barça sean reconocibles y sensibles con el club, y así ha mantenido al club alejado de fondos buitre con intenciones dudosas y no precisamente azulgranas. Buenas noticias, el Barça se queda en casa.

LO TRASCENDENTE ES LA GESTIÓN, NO EL AVAL

El aval sin duda es importante, pero no equivoquemos el foco. Lo trascendente es lo que empieza hoy: un mandato en el que una junta escogida democráticamente está obligada a sacar al Barça del brutal atolladero económico, social y deportivo en el que ha caído estos últimos tiempos. Y para lograrlo necesitará de la estabilidad institucional que no tuvo el final del mandato de Josep Maria Bartomeu. Pasado el episodio del aval, sería una gran noticia que el club pueda unirse y evite los escándalos durante un tiempo. El ilusionante discurso inicial de Laporta augura una nueva era.