Opinión

El Barça pudo ganar, el Madrid quiso ganar

Messi no pudo liderar esta vez al equipo hacia la victoria

Messi no pudo liderar esta vez al equipo hacia la victoria / AFP

El Madrid ganó merecidamente un clásico de dos equipos tocados y renqueantes, que ya no dominan en Europa y que a penas pueden dominarse a si mismos. El problema del Barça fue que no remató al Madrid cuando dominaba el partido, y dejó que su eterno rival resucitara de la nada.

La primera parte fue claramente blaugrana y la segunda netamente blanca, consecuencia del desplome físico y mental que sufrieron los hombres de Setién tras el descanso. El Barça dimitió del partido a los cincuenta minutos, y le entregó a su rival 40 minutos enteros de dominio, que el Madrid aprovechó a pesar de su ineficacia (los dos goles fueron en semi fallo), pero gracias a su ímpetu y a su extraordinario espíritu competitivo. El Barça pudo ganar, el Madrid quiso ganar.

Los dos demostraron que son hoy proyectos provisionales en plena transformación y cambio de era, necesitados de un relevo generacional, y en esta revolución al Barça se le vio más equipo, con una idea clara y mejores individualidades, y al Madrid, con mucha más energía y una fe superior. La diferencia entre los dos fue que el Madrid supo sobrevivir cuando estaba moribundo y el Barça se desplomó con la andanada de su rival. El mal gusto que les deja a los blaugranas este clásico tiene mucho más que ver con lo que hubiera podido ser (5 puntos de ventaja) que no con lo que finalmente ha sido: solamente un punto de desventaja, con la Liga totalmente abierta y a tiro de los de Setién.

SOLEDAD DE MESSI

De todos los problemas que tiene ahora mismo el Barça el más acuciante es la soledad de Messi, que ayer no jugó un buen partido ni estuvo acertado en las pocas ocasiones que tuvo, pero que que da la sensación de tener que remar cada vez más a contracorriente y más atrás. Porque más allá de los problemas de planificación que han aflorado las lesiones de Dembélé Suárez, lo cierto es que hay un problema previo, que tiene que ver con los fichajes estrella de este verano. Ayer, ni Griezmann ni De Jong dieron el salto adelante que se espera de ellos, y si la savia nueva no cuaja es muy difícil que el equipo crezca.

PIQUÉ ESTRATOSFÉRICO

Una vez más, Piqué se puso el traje de fiesta en el Bernabeu y culminó un partido colosal, que sólo estropeó el remate de Vinicus, al que dejó rematar en parte por culpa de un desaparecido Semedo. En todo lo demás Piqué acudió al rescate sistemáticamente de sus compañeros, su salida de balón fue perfecta, se anticipó a todo lo que le vino y todavía tuvo tiempo para ir a rematar con peligro. A Piqué nadie tiene que explicarle lo que es un clásico. Parece haber nacido para jugar este partido.