Barça: peor equipo que la pasada temporada

Una imagen de Frenkie de Jong tras uno de los goles encajados por el FC Barcelona contra el Bayern Múnich

Una imagen de Frenkie de Jong tras uno de los goles encajados por el FC Barcelona contra el Bayern Múnich / Javier Ferrándiz

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

A día de hoy el Barça tiene mal diagnóstico. El debut en la Champions fue un baño de realidad, una ducha fría que ha puesto en evidencia las debilidades de la plantilla. De los siete equipos de la Liga española que debutaron en competición europea esta semana, es el único que ha perdido. Es triste consolarse diciendo “es lo que hay”, aunque hay que reconocer que es una verdad indiscutible ya que no hay dinero ni medios para remontar de inmediato. Laporta y Koeman no tienen una varita mágica. Además, su relación personal a nivel de confianza es nula. Es un matrimonio roto pendiente de la fecha de separación. La marcarán los resultados.

Si el Barça fuera un coche, podríamos decir que le falta motor y los frenos no son seguros. El club no está en la UCI porque su prestigio y palmarés todavía pesan. Pero las constantes vitales son preocupantes ya que sufre a la vez anemia deportiva y crisis económica. Hay que afrontar el problema con valentía, sinceridad y compromiso. Valentía para reconocer que se ha tocado fondo después de muchos años de vivir en la gloria. Sinceridad porque es obligado hablar claro al socio, la Champions es una utopía y LaLiga una meta lejana. Y compromiso porque toca cerrar filas presentando un plan de futuro realista con los jóvenes como protagonistas.

No se pueden pedir peras al olmo. Viene una campaña con más penas que alegrías. Hay una evidencia que no se puede ocultar, el equipo de esta temporada es inferior al de la pasada. Con diferencia, nadie puede negarlo. Se ha perdido talento y personalidad. Se han marchado Messi y Griezmann y sobre el papel solo ha venido un titular indiscutible, Depay. Los demás tienen mucho que demostrar. Èric García es una apuesta de futuro que debe mejorar. Kun, un interrogante con más dudas que certezas. De Jong, un recurso que mal irá si tiene que jugar de titular como frente al Bayern.

Es difícil olvidarse de los goles y las asistencias de Messi. Su ausencia ha dejado un tremendo vacío. Eran el sostén del equipo y la ilusión del socio. Con la marcha del mejor jugador del mundo y del campeón francés se han perdido 58 goles con el único consuelo de que se han ahorrado 140 millones. A Koeman no se le pueden pedir milagros más allá de que solidifique la apuesta por los jóvenes como esperanza de futuro. Respecto a las promesas de la cantera, hay que ir paso a paso sin exigirles más de la cuenta. Por su juventud tienen más futuro que presente.

En definitiva, solo hay equipo para luchar por LaLiga si Ansu Fati vuelve en plan estelar, Dembélé consigue jugar con regularidad y Coutinho demuestra que es algo más que un buen pelotero. Mientras tanto, es más importante ganar que agradar.